El patrón de conducta de Donald Trump sigue las mismas pautas que han caracterizado su trayectoria como empresario, showman de televisión o presidente de Estados Unidos.
Salvo que ahora, pese a perder la Casa Blanca, dispone a mano de un gran megáfono, capaz de provocar situaciones como el asalto del Capitolio.Y hoy, dicen no pocos analistas, alienta otra reacción violenta, de culto a su figura, aprovechando que el lunes el FBI registró su mansión de Mar-a-Lago (Florida) en busca de documentos clasificados y secretos que supuestamente se llevó de Washington y que se resistía a devolver.
“Lock and load” (trabe y cargue), expresión que se utiliza para tener preparado el rifle, es una de las expresiones más usada en los foros online del trumpismo. Ese lenguaje guerracivilista era primo hermano del utilizado por los altos cargos y legisladores republicanos en la defensa sin fisuras de su líder, estilo caudillista, sin saber qué contiene la investigación.Trump saliendo ayer de la torre Trump de Nueva York: ante la fiscal general de este estado, se acogió al derecho a guardar silencio DPA vía Europa Press
FRANCESC PEIRÓNEl insulto y la descalificación del otro marcan la actitud de Trump en su vida pública, sea para despreciar a la alta sociedad de Nueva York o de Palm Beach, que en su momento no lo aceptaron por considerarlo un paria, o para poner bajo las ruedas al FBI, al Departamento de Justicia –en definitiva, al Gobierno y al sistema democrático– para salvarse a sí mismo.
nullA los dos días del registro de su mansión y de apelar a los peores instintos de sus bases, que ya se sabe como se las gastaron el 6 de enero del 2021, asegurando que era víctima de una persecución política de los demócratas radicales con la pretensión de frenar su posible candidatura al 2024, su retórica alimentó aún más el incendio con su actitud en otro de los asuntos que se ciernen sobre
Trump apeló a la quinta enmienda, el derecho a guardar silencio para no incriminarse y no responder a las preguntas de Letitia James, fiscal general del estado de Nueva York. James, demócrata, instruye el caso civil por el supuesto fraude a bancos y al fisco de la empresa del expresidente a partir de manipular la situación económica para lograr mejores condiciones de préstamo y evitar impuestos.En el pasado, durante la primera campaña electoral, reiteró que si alguien se acoge “a la quinta”, como se conoce este derecho, lo hace porque “es mafioso o culpable”. En una de sus vueltas de tuerca, afrontó esta cuestión en el comunicado con el que explicó su decisión.
Fuente: La Vanguardia