Por David Marchese. Fotografías por Mamadi Doumbouya
Hay algunos artistas, y Tom Hanks es uno de ellos, que van más allá de la mera popularidad y llegan a encarnar alguna parte de nuestra historia estadounidense compartida. Desde que el actor salió de una serie de papeles de protagonista aturdido y enamoradizo a través de la complicada inocencia de su trabajo en “Quisiera ser grande” (1988), Hanks se ha convertido gradualmente en la encarnación de la bondad estadounidense.
A lo largo de su larga carrera ha encontrado formas inteligentes de transmitir una decencia fundamental y aspiracional. Ha interpretado a hombres honorables en los márgenes de la sociedad (el abogado gay discriminado de “Filadelfia”) y en el centro de nuestra historia (“Forrest Gump”; “Apolo 13”).
En otras ocasiones, ha encontrado la manera de imbuir de optimismo a personajes que se encuentran atrapados en medio de situaciones aparentemente insoportables, ya sea solos (“Náufrago”) o rodeados de enemigos (“Rescatando al soldado Ryan”). Tal es la maleabilidad de su don que ha creado retratos fidedignos de personajes de la vida real (los heroicos capitanes de un avión y un buque de carga en, respectivamente, “Sully: Hazaña en el Hudson” y “Capitán Phillips”), de personajes animados (Woody, el vaquero de las películas de “Toy Story”) y de figuras de la vida real que fácilmente podrían haber sido caricaturizados (como Fred Rogers en “Un buen día en el vecindario”).
¿Es revelador, entonces, que en esta época en la que hay menos confianza en nuestras instituciones y en los demás, Tom Hanks interprete ahora a un tipo malo? ¿Uno que participa en la caída de otro icono y creador de mitos estadounidense? Pero, a la manera de Hanks, encuentra algo inesperadamente esperanzador incluso en este personaje. “No me interesa la malevolencia; me interesa la motivación”, dice Hanks sobre su papel del coronel Tom Parker, un sombrío gestor de talentos, en “Elvis”, la película biográfica de Baz Luhrmann que se estrenó en salas de Estados Unidos el 24 de junio (y en América Latina se estrena el 14 de julio). “Todo lo que puedes decir es que se equivoca”, añade, “no que es malo”. Hay una lección útil ahí. Con Hanks, a menudo la hay.
Tom Parker era un holandés que se hacía pasar por un coronel sureño.1A pesar de lo que decía, Parker no era coronel, ni siquiera era estadounidense. Era holandés y su nombre era Andreas van Kuijk. Elvis era un chico pobre de Tupelo que se convirtió en un superhéroe. Ambos fueron cuidadosos de presentar versiones muy concretas de sí mismos al público. ¿Qué puede saber una estrella de cine como tú sobre lo que hay al fondo de ese tipo de autopresentación que el resto de nosotros no sabemos?
Bueno, no creo que en el mundo del espectáculo haya habido personalidades más auténticas que ellos dos. Elvis se vestía como lo hacía porque tenía que hacerlo. Sentía que se veía bien. En el escenario, no se contoneaba para decir: “Oye, es hora de encender el atractivo sexual”. Era un instinto. Con el coronel Tom Parker era el mismo tipo de situación en un nivel burdo y no artístico. Escuché una historia: cuando trabajaba en la feria ambulante, tenía una moneda de 10 centavos atada a un anillo. Y le decía a los clientes: “Eso cuesta 90 centavos y tú me pagaste con dos dólares. Te debo un dólar con 10”. Entonces tomaba la mano del cliente, ponía el cambio, cerraba el puño y le decía “muchas gracias”, y así, con esa moneda, engañaba a la gente. Le daba el mismo placer hacer eso que firmar un acuerdo para Elvis con el Hotel Internacional de Las Vegas por millones de dólares. Eso no tiene nada que ver con el poder ni con la influencia. Es un deseo desapasionado de conseguir siempre esa otra cosa. Este era el ingrediente secreto de la vida para el coronel Tom Parker, del mismo modo que para Elvis la receta secreta eran su cabellera, su ropa y la música que amaba.
Esos son ellos. Te pregunto por ti. ¿Qué sabes de la actuación de la autenticidad? ¿
Yo? ¿Te refieres a mi carrera?
Como quieras tomarlo.
Sabes, no fui una sensación de la noche a la mañana. Llevaba mucho tiempo en el cine hasta que tuve suficientes oportunidades y experiencia para darme cuenta de que no tengo que decir que sí a todo solo porque me ofrezcan el trabajo. Algo de eso fue: ¿Qué voy a hacer en lugar de eso? ¿Esperar a que suene el teléfono? ¡El teléfono sonó! ¡Dije que sí! Pero tuve la suerte de que mi sentido de sí mismo y mi sed artística crecieron al mismo tiempo. Había hecho suficientes papeles protagónicos románticos en suficientes películas y había experimentado suficiente sentido de compromiso como para decir: “Ya ni siquiera voy a leer esos guiones”. Así que te aferras a algo que represente más al artista que quieres ser. Cuando Penny Marshall se me acercó por “Un equipo muy especial”, le dije: “Penny, esto está escrito para un tipo que es mayor que yo. El personaje tiene más de 40 años y está acabado”. Ella dijo: “Por eso te quiero a ti. Porque este tipo debería haber sido genial hasta los 40 y no lo fue”. Dije Aaaah. Antes de eso, un director nunca me había dicho algo como: “Inventa una razón para que tengas 36 años, estés destrozado y dirijas un equipo de béisbol femenino”. Entonces fue: ¡Cuidado, que ahí voy! A partir de entonces, busqué más de eso. La otra cosa que ocurrió en los años noventa fue cuando Richard Lovett Agente de Hanks durante mucho tiempo y ahora copresidente de la agencia de talentos CAA. de CAA dijo: “¿Qué quieres hacer?”. Nadie me había hecho esa pregunta. La gente siempre decía: “¿Qué quieres hacer con esta oportunidad?”. Pero ¿qué quieres hacer? Dije que me gustaría hacer una película sobre el Apolo 13. Esa fue la primera vez que dije: “Este es el tipo de artista que quiero ser”. Pero si miras la carrera de cualquier persona, hay éxitos y fracasos. Hay películas que simplemente no funcionan, y si algo que no funciona te debilita, estás frito.
¿Qué hay sobre tratar de hacer que el coronel Tom Parker funcione? Es raro que interpretes a un villano.
Diría que con el coronel, sea cual sea la motivación, el coronel suele tener razón, y la dinámica a la que mejor respondo no es a la de antagonista-protagonista, más bien es una en la que todos parten de una posición en la que piensan: “Esto es lo mejor que se puede hacer”. Puedes decir: “¿Dónde estaba el coronel cuando Elvis tenía problemas con las drogas?”. El coronel argumentaría que: lo que yo estaba haciendo era proteger la reputación de mi chico como el mejor intérprete del mundo. Le darás lo que necesita, y él se levantará y cantará lo suficiente para que el público tenga lo que quiere y Elvis no sea puesto en una imagen de drogadicto del rock’n’ roll, porque es Elvis [improperio] Presley. El coronel no iba a permitir que ese hombre defraudara a sus fans. Así que las motivaciones del coronel Tom Parker eran a menudo interesadas, pero también eran motivaciones que cualquiera puede entender, estés o no de acuerdo con ellas.
Pienso en ti como un actor básicamente naturalista. ¿Fue difícil traducir eso a una película de Baz Luhrmann? Su estética tiene mucho que ver con la realidad acentuada.
No, porque todo está relacionado con la lógica de la obra. Cada película establece sus propios parámetros para lo que es permisible y lo que no. Ciertamente, con “Elvis”, Baz estaría diciendo: “¡Estás en un sueño de morfina! ¡Estás en un viaje! ¡Es la morfina la que habla!”. Todo se reduce a lo que es la cosa. Una de las películas más presentacionales en la que he estado es
“Milagros inesperados”, de Frank Darabont.3 3Dirigida por Darabont y coprotagonizada por Hanks y Michael Clarke Duncan, “Milagros inesperados” (1999) fue una adaptación de una historia de Stephen King sobre los sucesos sobrenaturales en una penitenciaría del sur de Estados Unidos en los años treinta. La mayor parte de la película son grandes momentos bum bum buuuh. Era todo realidad aumentada y nada naturalista, pero era la lógica de la obra.
¿Leíste la biografía de Mike Nichols que salió el año pasado?
No, ¿por qué preguntas?
Hay una anécdota sobre “Juego de poder” sobre la que quería preguntarte. Al parecer, tú y Aaron Sorkin no querían mostrar a Charlie Wilson consumiendo cocaína porque pensaban que eso hacía al personaje antipático. Eso me hizo preguntarme sobre lo que tú crees que el público quiere o no quiere ver a Tom Hanks hacer en pantalla.
Déjame contarte una historia. El “King Kong” original. Están en la Isla Calavera. Van a intentar salvar a Fay Wray. Están sobre un tronco que cruza un barranco. King Kong coge el tronco y derriba a un grupo de tipos que caen al barranco y al hacerlo rompen algunas cosas en el fondo. Eso es todo lo que se ve en la película. Pero en el primer corte, esas cosas eran telarañas y de una cueva salía la araña más grande que jamás hayas visto. Lo que descubrieron los cineastas fue que después de ver esas arañas enormes, el público no le tenía miedo a King Kong. Así que lo sacaron.4 No está claro si la escena de la araña a la que se refiere Hanks se llegó a rodar. Pero un artículo de Los Angeles Times de 1933, el año en que se estrenó “King Kong”, relató que el director de la película, Merian C. Cooper, optó por no incluir la escena. Está eso que puede pasar en una película donde, si muestras a la araña gigante, puedes dinamitar la historia que estás contando. Pero nunca estuvo en el guion mostrar a Charlie Wilson inhalando coca. Podría hablarte de diferentes desacuerdos que tuve: en “Rescatando al soldado Ryan”, Steven Spielberg dijo: “No creo que quiera ver a John Miller disparando su arma y matando alemanes”. Yo le dije: “Lo siento, Steven. No vas a traerme hasta aquí y convertirme en otro tipo solamente porque no quieres que Tom Hanks mate soldados”. Tuvimos este mismo momento en “Forrest Gump”. Está la escena de la emboscada en Vietnam, y Bob Zemeckis quería originalmente que Forrest se confundiera y huyera. Yo dije: “Bob, ¿por qué interpreto a un soldado que es muy bueno en su entrenamiento básico y que luego no se le vea metiendo el cargador y disparando?”. En cualquier caso, con Charlie Wilson, no inhalar cocaína no era una araña en “King Kong.” Lo habría hecho. No me importaba. Ese tipo de decisiones están en todas las películas.
¿Y están dictados por las necesidades de la historia más que por la imagen de su estrella?
Al final del día, a los únicos a quienes les importa tu imagen en una película es al departamento de mercadotecnia. ¿Recuerdas “El pistolero” con Gregory Peck? Gregory Peck tenía un bigote en esa película, y el tipo que dirigía el estudio dijo: “Ese bigote de Gregory Peck nos costó millones en la taquilla”. Lo que estaba diciendo era: “Muchas gracias por poner arañas en ‘King Kong’”. Pero, y no es por insistir en este punto, si vas a mostrar a Charlie Wilson en un jacuzzi con chicas desnudas en Las Vegas inhalando coca, más vale que esté drogado durante el resto de las escenas en Las Vegas. Más vale que le rechinen los dientes. Más vale que hable rápido. Si fuéramos a hacerlo, habríamos dicho: “Hagámoslo bien”. Pero eso no era lo que pasaba. [Risas]. Ok, ¿qué más puedo explicarte?
Hablaste de un momento anterior de tu carrera en el que querías salir de una etiqueta determinada. ¿Te ha preocupado durante la última parte de tu carrera que te hayas quedado atascado en una caja diferente?
¿Te refieres al héroe, al tipo en el que se puede confiar, al tipo normal que se ve en circunstancias extraordinarias? Lo veo así. Tengo un semblante cinematográfico particular que llevo a cualquier película, del mismo modo que De Niro lleva una malevolencia a cada papel que interpreta. Puede haber nuevas formas de explorar lo que significa. Por ejemplo, cuando Clint Eastwood dijo: “¿Quieres ser Sully?”. Le respondí: “Como que ya he hecho ese papel antes”, y él dijo: “Sí, lo has hecho”. Lo tomé como un reto. Es como si me estuviera diciendo que todavía hay algo sin explorar. Gary Cooper y Humphrey Bogart y Bette Davis y Jimmy Stewart llevaban su semblante a cada película, y nosotros buscábamos un nuevo giro del mismo. No hay ningún objeto brillante que puedas agitar para que el público se olvide de ese semblante. Así que la mayor pregunta que hay que hacerse es: ¿el comportamiento de cada nuevo personaje es auténtico para el comportamiento humano reconocible? Por ejemplo, “Greyhound”: ¿Tom Hanks con uniforme? Cielos, no hemos visto esto lo suficiente. ¿Yo haciendo lo correcto? Vaya, eso es totalmente nuevo. Todo eso está en esa película, pero es a través del filtro de un personaje que está asustado, y eso es distinto. Es el mismo semblante y el mismo “Confíen en mí, amigos”, pero el costo se hace palpable.
¿Puede un actor usar conscientemente su semblante en una actuación? ¿Y ese semblante revela algo innato?
No, no creo que se pueda conocer a la persona a través de la interpretación. Pero la acumulación de los trabajos en sí mismos, si alguien solo ha visto la mitad de mis películas, aun así ha visto 30 películas. En el transcurso de eso vendrá algún imprimátur. No se puede negar. Pero eso no significa que no sea maleable. Lo es, siempre que no estés haciendo lo mismo. Tienes que darles la A. Tienes que darles la B. Pero si no les das también la K y la S, vas a empezar a hacer películas de memoria. Bruce Springsteen ha dicho que sus conciertos de rock and roll son como ir a la iglesia. En los grandes espectáculos siempre va a darte seis canciones seguidas que son absolutamente Bruce Springsteen, con la E Street Band. Después de eso te lleva a donde quiera. No es exactamente lo mismo con las películas, pero el público espera una cosa cuando mi nombre está ahí. No digo que vengan esperando algo específico, pero van a confiar en mi elección de hacer la película en primer lugar. “Vamos con este tipo porque solo nos ha defraudado una de dos veces. Todavía tiene un .500 de bateo”. No puedes fingir que no existe. Pero no importa, esto es lo que siempre quieres que la gente diga después de una película: “Me alegro de haber ido al cine hoy”. ¿Qué es peor que ir al cine y salir diciendo: “Podría haber visto eso en un avión?”.
Muchas de tus películas, y también el trabajo que haces con Playtone, Hanks y el productor Gary Goetzman fundaron Playtone Productions en 1998. La empresa ha producido una gran cantidad de películas y series de televisión de ficción y no ficción, muchas de ellas basadas en la historia de Estados Unidos, como la miniserie de la HBO sobre la Segunda Guerra Mundial “Band of Brothers”, así como “John Adams”, de esa misma cadena, y documentales sobre cada década, desde los años cincuenta hasta los años ochenta, para CNN. transmiten un afecto por un momento particular de Estados Unidos de mediados del siglo XX. Es una época, la de tu juventud, que provoca la nostalgia de mucha gente. Pero la nostalgia por esa época se ha convertido para muchos estadounidenses en una política retrógrada. ¿Qué es lo que hace que el “en mis tiempos” se convierta en algo negativo para algunas personas, y por qué crees que no lo ha hecho para ti?
Es tan repugnante ese argumento: “En mis tiempos”. ¡Esos días fueron [improperios]! “Oh, los años cincuenta eran una época despreocupada”. Disculpa, no, no lo eran. ¿Cómo es que las cosas no son como eran? ¿Te refieres a cuando tú estabas cómodo? ¡Las instituciones jugaban con el sistema para mantener el statu quo! Eso siempre ha sido así, excepto cuando surge alguna redefinición de nuestras instituciones a raíz de un clamor público porque el statu quo no es justo. Salí en una película llamada “Cloud Atlas”, que no muchos entendieron del todo. Decía: ¿Qué sentido tiene intentar hacer lo correcto cuando solo es una gota en el océano? ¿Pero qué es un océano sino una multitud de gotas? Las cosas mejoran cuando una multitud de gotas forman un océano y arrasan con todo. La Segunda Guerra Mundial: los nazis fueron derrotados, al igual que el imperio japonés, porque suficientes personas buenas dijeron no. Los derechos civiles surgieron, creo, por la creencia estadounidense de que nuestra responsabilidad como ciudadanos es trabajar para hacer una unión más perfecta. No sé si estoy respondiendo a tu pregunta, pero esa idea de que “ahí está Hanks, con una nostalgia por cómo era Estados Unidos”: no. Tengo una fascinación por el progreso que Estados Unidos ha hecho en todos estos momentos incrementales. Es un sentido estadounidense de lo que está bien y lo que está mal. Lo que no hago, si puedo seguir, es ser cínico. El cinismo es una posición por defecto en una gran cantidad de la industria del entretenimiento. ¿Cuántas versiones de imitación de “Chinatown» has visto? Ocho millones. El conflicto del cinismo es glamuroso, precioso. La violencia es glamorosa y hermosa. Pero es cínica, y yo no soy un cínico.
¿Hacer esas secuelas de Robert Langdon6 6Hanks interpretó al simbologista de Harvard Robert Langdon en tres películas basadas en las malas novelas pseudohistóricas de Dan Brown: “El código Da Vinci” (2006); “Ángeles y demonios” (2009); e “Inferno” (2016). no fue un poco cínico?
Oh, Dios, eso fue un proyecto comercial. Sí, esas secuelas de Robert Langdon son una tontería. “El código Da Vinci” era una tontería. Quiero decir, Dan Brown, que Dios lo bendiga, dice: ¡Aquí hay una escultura en un lugar de París! No, está muy lejos. ¿Ves cómo se forma una cruz en un mapa? Bueno, es una especie de cruz. Son deliciosas búsquedas del tesoro que son tan fieles a la historia como las películas de James Bond lo son al espionaje. Pero son tan cínicos como un crucigrama. Lo único que hacíamos era prometer una diversión. No hay nada malo en el buen comercio, siempre que sea un buen comercio. Para cuando hicimos la tercera, demostramos que no era tan buen comercio. Déjame decirte algo más sobre “El código Da Vinci.” Era mi cumpleaños número 40 y tantos. Estábamos rodando en el Louvre por la noche. ¡Me cambié los pantalones delante de la Mona Lisa! Me trajeron un pastel de cumpleaños en el Gran Salón. ¿Quién puede tener esa experiencia? ¿Hay algún cinismo? ¡Claro que no!
Solo para seguir con la idea del cinismo por un momento: siempre me intrigó la idea de que tú y Martin Scorsese intentaran hacer una película biográfica de Dean Martin.7. 7Vaya, cómo me habría gustado que se hubiera hecho esa película. “Dino”, la inigualable biografía de Martin escrita por el igualmente inigualable Nick Tosches, fue uno de los materiales de referencia. El guionista de “Buenos muchachos”, Nick Pileggi, trabajó en el guion. Pienso en él como una estrella profundamente cínica. ¿Qué te atrajo de él?
No veía a Dean Martin como la presencia cínica del Rat Pack. Creo que es el único que lo entendió. A Dean Martin no le gustaban los bombos del mundo del espectáculo, excepto porque le daban un grado de tranquilidad y diversión que él quería porque había crecido en una situación muy difícil. Dijo: “Tiene que haber una manera más sencilla”, y descubrió cuál era esa manera. Hay una gran historia sobre Dean Martin: después de romper con Jerry Lewis, todo el mundo dijo: “Jerry es un genio, Dean es solo un interprete”. Dean se fue a cantar a Las Vegas y fue un desastre. Volvió y le dijo a uno de sus amigos: “Parece que no les gusto sin el chico mono. ¿Qué vamos a hacer?”. Estoy parafraseando. Su amigo le dijo: “Siempre puedes hacer el acto del tipo borracho”. Así que de ese acto del borracho surgieron chistes como: “Ya no bebo. Solo lo congelo y me lo tomo como una paleta”. No era un bebedor. Cuando salía con el Rat Pack, su vaso tenía jugo de manzana. Fingía no saber sus líneas. “Me gustaría tener una respuesta a ese chiste, pero tengo que esperar a que el señor apuntador haga su trabajo”. ¡Todo esto era falso! ¿Qué es eso sino una experiencia más allá de la creencia? Por eso quería hacerlo. Sentí que entendía a ese tipo a la perfección. Además, he oído esta historia sobre Dean y Jerry al final de sus vidas. Jerry estaba en un restaurante y Dean entró, sin saludar. Solo se sentó. Jerry dijo: “Tengo que ir a hablar con Dean”. Entiende, la noche que rompieron en el Copacabana, Jerry le dijo a Dean: “Lo que tuvimos todo este tiempo fue amor”. Dean dijo: “¿Sabes lo que eras para mí? Un gran [improperio] signo de dólar”. Pero al final, están viejos, están enfermos, se sentaron y se tomaron de las manos en un restaurante, llorando. Perdóname si te estoy contando demasiado sobre la película que nunca hicimos.
No, no, yo pregunté. Pero ahora estoy pensando en lo que dijiste sobre la lucha hacia una unión más perfecta, y lo estoy pensando en el contexto del ensayo de Opinión que escribiste el año pasado sobre la masacre racial de Tulsa.
Eso surgió de una frustración no adulterada. Me considero un estudiante, leo historia por placer, y cuando me enteré de lo de Tulsa, la pregunta que me hice fue: ¿Por qué no había oído hablar de Tulsa? Francamente, eso me llevó a una iluminación personal.
Así que mi pregunta es si las historias que quieres contar sobre Estados Unidos deben tener un elemento redentor para que quieras contarlas. Porque tus proyectos de historia estadounidense casi siempre ofrecen alguna idea redentora sobre los valores del país y el carácter de su gente. Pero ¿hay ciertos tipos de historias estadounidenses, como la de Tulsa, que tal vez no ofrezcan nada redentor, que tú no te sentirías cómodo contando?
Hay que tener en cuenta el factor económico de lo que hago para vivir. Llegamos y decimos que nos gustaría tener 250 millones de dólares, en el caso de “Masters of the Air”, para hacer una miniserie de 10 partes.8 8Playtone es coproductor de la próxima miniserie sobre la Segunda Guerra Mundial, que se emitirá en Apple+.¿Sobre qué? Estadounidenses bombardeando nazis. Eso es bastante comercial para mí. ¿Pero cómo vamos a hacerlo? Una de las cosas que vamos a hacer es mostrar el costo de lo que hizo falta para hacer eso. Fue brutal. La Octava Fuerza Aérea sufrió la mitad de las bajas de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. No es solo: ¡Sí, bombardeamos a los nazis! Es: “Bombardeamos a los nazis y la presión de hacer eso [improperio] a tantos estadounidenses. Entonces, no podemos volver atrás y mostrar solo a los blancos salvando el mundo, porque los aviadores negros que fueron derribados también estaban en estos stalags. Así que vas a ver a personas negras. Vas a ver a estos jóvenes que son iguales que sus homólogos blancos, el mismo tipo de prisioneros de guerra, sabiendo que cuando vuelven a casa, la tierra de la que vienen es institucionalmente racista. Así que para responder a tu pregunta, estas cosas cuestan dinero y hay que ganar dinero. Eso significa que tenemos que eludir las cosas más complejas. Ahora, no es que seas ingenuo pero, honestamente, algunas personas dicen: “¿Cómo es que no hiciste una película sobre blahbiddy blah blah?”. Creen que puedes hacer la película que quieras. Eso no es así. Pero en “Masters of the Air” tuvimos la oportunidad de mostrar a pilotos segregados, en el mismo campo de prisioneros de guerra que todos los demás, y es la verdad. Si no ves eso, si no aprendes sobre Tulsa, se va a mantener esta visión del pasado con lentes color de rosa. Pero en cuanto lo sacas a relucir, ese es el movimiento hacia una unión más perfecta. Esto sucedió. Conócelo. Porque si lo sabes, sabes quiénes somos.
Has hablado del sentido estadounidense del bien y del mal. ¿Se ha visto afectada tu fe en ese sentido? Hay un millón de razones obvias para que eso suceda y también otras menos obvias como el hecho de que una parte de la gente cree que estás involucrado con QAnon. Eso puede darte algo qué pensar.
Mira, hay muchas razones para desmoralizarse. La bondad no es una constante, y no siempre se lucha por una buena causa, pero hay una fuerza y una resistencia y una eventualidad de la vox populi. Hay acontecimientos que sacuden a los estadounidenses que todavía creen que hay una forma correcta de hacer las cosas. Es el momento de Peter Finch: estoy muy enojado y no voy a aguantar más. Ahora, un cierto gobierno llegó, y las personas que gritaban parecían dominar el día. ¿Por qué? Porque la gente que se preocupaba por lo que es correcto no se presentó. Bueno, algo lo suficientemente atroz viene. Y ¿adivinen qué? La gente aparecerá. Pero hay que sacudir sus jaulas. Podríamos estar experimentando eso ahora mismo. El problema, por supuesto, es que la tecnología ha cambiado para que la verdad no tenga valor. Eso únicamente se va a alterar cuando un número suficiente de personas diga: “[Improperio], no voy a prestar ninguna atención a las redes sociales nunca más”.
¿Es por eso que dejaste de tuitear? Hace dos años que no publicas nada.
Dejé de tuitear porque, número uno, pensé que era un ejercicio vacío. Ya tengo suficiente atención sobre mí. Pero también publicaba algo tonto como: “Aquí hay un par de zapatos que vi en medio de la calle”, y el tercer comentario era: “[Improperio], Hanks”. No sé si quiero darle a ese tipo el foro. Y si el tercer comentario es algo como: “[Improperio], comunista amante de Obama”, es como, no necesito hacer eso.
Hemos estado hablando mucho sobre los cambios culturales. Quiero preguntar sobre los cambios culturales relacionados con las dos películas por las que ganaste premios Oscar.9 9Hanks ganó consecutivamente premios de la Academia por sus papeles protagonistas en “Filadelfia” (1993) y “Forrest Gump” (1994). Para mí, sus mejores interpretaciones fueron en “Quisiera ser grande” (1988) y “Capitán Phillips” (2013).
Películas oportunas, en su momento, que quizá no podrías hacer ahora.
Exactamente. Es imposible que un actor heterosexual fuera contratado para “Filadelfia” hoy en día y “Forrest Gump” estaría condenado al fracaso.
¿Gary Sinise no habría podido interpretar al teniente Dan porque tiene piernas?
No es eso. Estoy seguro de que su premisa por sí sola significaría que “Forrest Gump” sería objeto de burlas y de críticas en las redes sociales antes de que nadie tuviera siquiera la oportunidad de verla.
No hay nada que se pueda hacer al respecto, pero abordemos el tema de “¿podría un hombre heterosexual ahora hacer lo que hice en ‘Filadelfia’?”. No, y con razón. El objetivo de “Filadelfia” era no tener miedo. Una de las razones por las que la gente no tenía miedo de esa película es que yo interpretaba a un hombre gay. Ahora estamos más allá de eso, y no creo que la gente acepte la inautenticidad de un heterosexual interpretando a un personaje gay. No es un crimen, no es un buuu, que alguien diga que vamos a exigir más de una película en el ámbito moderno de la autenticidad. ¿Parece que estoy predicando? No es mi intención.
¿Te parece que la política generacional de “Forrest Gump” es diferente hoy que en 1994? ¿Qué quieres decir?
Quiero decir, ¿recuerdas que cuando estuviste en esa película…? Sí, yo estuve en la película.
Ay, diablos. Parezco Chris Farley entrevistando a Paul McCartneyen “Saturday Night Live”. [Risas].
¿Y cuando cantaste esa canción? ¿Te acuerdas de eso?
Entonces, voy a asumir que recuerdas la idea de cuando “Forrest Gump” se enfrentó a “Pulp Fiction” en los Oscar. Tu película se presentaba como el tótem de la nostalgia boomer y la otra película era lo nuevo.10 10El Times, en marzo de 1995: “‘Forrest Gump’ ofrece una experiencia amorfa, para sentirse bien, cargada de efectos especiales y lugares comunes. Si arrasa en los Oscar en muchas categorías más allá de las técnicas (en las que su excelencia es realmente inigualable), la Academia estará mirando al pasado para volver al futuro. Pero ‘Pulp Fiction’ es el futuro: el cine reinventado desde los cimientos, con una energía libre de artificios y una valentía sorprendentemente adaptada a nuestro peligroso mundo”.
Con razón. No es inexacto.
Entonces, con la ventaja de la retrospectiva, ¿crees que “Forrest Gump” superó sus impulsos nostálgicos o sucumbió a ellos?
Oh, los superó. El problema de “Forrest Gump” es que hizo miles de millones de dólares. Si solo hubiéramos hecho una película exitosa, Bob y yo habríamos sido genios. Pero como hicimos una película de gran éxito, fuimos genios diabólicos. ¿Es un problema terrible? No, pero hay libros de las mejores películas de todos los tiempos, y “Forrest Gump” no aparece porque, oh, es un festival de nostalgia cursi. Todos los años hay un artículo que dice: “El filme que debería haber ganado el premio a la mejor película” y siempre es “Pulp Fiction”. Sin duda, “Pulp Fiction” es una obra maestra. Mira, no sé, pero hay un momento de innegable humanidad desgarradora en “Forrest Gump”, cuando Gary Sinise —quien interpreta al teniente Dan— y su esposa asiática llegan a nuestra casa el día en que Forrest y Jenny se casan.
“Piernas mágicas”.
Sí, “piernas mágicas”. Entonces lo miro, y digo: “Teniente Dan”. Casi que podría llorar pensando en eso ahora. Forrest y el teniente Dan en esas cuatro palabras —“piernas mágicas”, “teniente Dan”— entienden todo lo que han pasado y sienten gratitud por cada gramo de dolor y tragedia a la que han sobrevivido. Eso, justo ahí, es un [improperio] intangible. Eso no es solo correr al ritmo de “Rebel Rouser” de Duane Eddy.
Los primeros años de la década de los noventa fueron claramente una época importante para ti a la hora de decidir qué querías hacer con tu carrera. ¿Has tenido alguna epifanía similar desde entonces?
Voy a contarte esta anécdota. Hubo una época en la que mi esposa y yo éramos invitados a todas esas cenas de primera categoría. Entras en el restaurante y dices: “¡Santo cielo, Swifty Lazar11 11Un agente de las estrellas durante la época dorada de Hollywood y un hombre apodado, en su obituario del Times, “un maniático ególatra”. todavía está vivo y Sophia Loren está en otra mesa y yo estoy sentado con Tony Curtis!”. Podría haberle preguntado sobre alguna película famosa que hubiera hecho, pero no quieres importunar a la gente en la cena. No quieres hacer un Chris Farley: “¿Recuerdas cuando saliste en ‘Una Eva y dos Adanes’?”, como hiciste tú.
Sí, sí. [Risas]. Sí. Entonces Tony dijo: “¿Cuántos años tienes, Tom?”. Yo estaba a punto de cumplir 40 años. Y él dijo: “Sabes, justo antes de cumplir los 40” —no era Dore Schary,1212Un prolífico productor y guionista de Hollywood que trabajó, entre otros clásicos, en “Un americano en París” y “Forja de hombres”. pero voy a usar el nombre— “Dore Schary me llamó, y me dijo: ‘Tony, vas a entrar en la cuarta década. Quiero que bajes la cabeza y hagas un gran trabajo y para cuando tengas 50 años, serás una estrella de cine internacional’”. Eso es exactamente lo que hizo Tony Curtis. En algún momento entre sus 30 y 40 años —puede que haya falseado la edad— estaba haciendo “Espartaco” y “Los vikingos” y “Sex and the Single Girl”. Fue entonces cuando Tony Curtis se convirtió en el gran Tony Curtis. Supongo que hice un poco eso, porque al entrar en mis 40 años, había un flujo constante de gente que quería que participara en películas con ellos. Acabé diciendo que no a un montón de cosas, y las cosas a las que dije que sí eran bastante buenas, y tuve una buena racha.13 13De 1993 a 2000 Hanks protagonizó “Sintonía de amor”, “Filadelfia”, “Forrest Gump”, “Apolo 13”, “Toy Story”, “Rescatando al soldado Ryan”, “Tienes un e-mail”, “Toy Story 2” y “Náufrago”. Así que, sí, una buena racha. Pero eso de “Tom es el tipo ordinario en circunstancias extraordinarias”: ya superé eso. Solo puedes hacerlo durante un tiempo. Entonces, ¿qué queda por hacer? Si no puedo generar las cosas que quiero hacer en Playtone, seré una especie de mercenario. No es una mala manera de hacer las cosas. Cuando hice la obra de teatro de Nora Ephron “Lucky Guy”, fue una decisión consciente para bajar la exposición. Quería hacer un trabajo extraordinario, pero también quería no llevar la carga económica de otra gran película. Porque en cuanto cargas con una de esas y se hunde, caes en desgracia por un tiempo. Es la vieja historia de: “Consígueme a Tom Hanks. Consígueme al nuevo Tom Hanks. Consígueme al joven Tom Hanks. ¿Quién es Tom Hanks?”. Pero así es el negocio. No puedes cambiar eso.
¿Esta es la entrevista en la que más tiempo ha pasado sin que te pregunten sobre ser amable?
¿Soy amable? No lo sé.
Supe que pateaste a Hooch.
¡Nunca pateé a Hooch!
Era una broma. [Risas].
¿Sabes?, es curioso que digas eso de ser “amable”. Cuántas veces he tenido una conversación con algún periodista que quería decir algo único y luego todo el primer párrafo es: “¿Es amable o no?”. Y la lista sigue y sigue.
Tengo una última pregunta: si te pido un recuerdo de tu carrera, ¿qué es lo primero que te viene a la mente?
Pues bien, estábamos rodando las escenas del banco del parque de “Forrest Gump”. Era verano en Savannah, Georgia. Habíamos rodado 27 días seguidos. Fue brutal. Estábamos sentados allí, y me corté el pelo, estamos tratando de dar sentido a este diálogo, y tuve que decir: “Bob, hombre, no creo que a nadie le importe”. Y Bob dijo: “Es un campo de minas, Tom. Nunca sabes lo que es bueno. ¿Vas a pasar a salvo? ¿O vas a pisar una bomba rebotadora que te va a volar las pelotas?”. Nunca hay garantías. Cumpliré 66 años en julio, y llevo actuando por sueldo desde que tenía veintitantos años. Cuarenta y seis años y ahora sé que lo que era evidente cuando tenía 20 años es lo que decía Spencer Tracy:1414Tracy es uno de los muchos intérpretes a los que se les atribuye haber ofrecido versiones de este consejo a los aspirantes a actores: “Conoce tus líneas y no tropieces con los muebles”. “Aprende tus líneas. Párate en las marcas. Di la verdad”. Eso es todo lo que puedes hacer.
Esta entrevista ha sido editada y condensada a partir de dos conversaciones.
David Marchese es redactor de la revista de The New York Times y columnista de Talk. Recientemente ha entrevistado a Wendy Brown sobre los estudiantes universitarios enfadados Julia Roberts sobre cómo ha cambiado Hollywood y a Tina Stege sobre el cambio climático.
Fuente: The New York Times.