Después de casi una semana de que el ejército chino hiciera maniobras cerca de la isla, se anunciaron más ejercicios militares. ¿Qué significa la situación actual?
China informó el lunes que iba a realizar nuevos simulacros cerca de Taiwán. Esta es una señal de que Pekín podría mantener la presión militar sobre la isla tras realizar maniobras más extensas en la zona, en represalia por la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, la semana pasada.
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El Comando del Teatro de Operaciones Oriental del Ejército Popular de Liberación informó el lunes que estaba enfocado en llevar a cabo “operaciones conjuntas de asalto marítimo y antisubmarinos” en una ubicación no especificada. El Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán afirmó haber detectado el lunes 13 buques de guerra chinos y cerca de 40 incursiones cerca de la isla, incluidas 21 que cruzaron la línea informal en el Estrecho de Taiwán, que divide la isla de China continental.
Los últimos simulacros indican que Pekín podría estar buscando normalizar la presencia de sus fuerzas militares alrededor de Taiwán, y así permitir que las fuerzas chinas practiquen la imposición de un lento estrangulamiento a la isla que incluye restringir gran parte del acceso a su espacio aéreo y marítimo. El anuncio de China se produjo un día después de que sus fuerzas militares concluyeran 72 horas de ejercicios alrededor de Taiwán, simulando en la práctica un bloqueo. Durante esos ejercicios, China envió al menos 11 misiles a las aguas al norte, sur y este de Taiwán, y desplegó buques de guerra y aviones de combate para arremolinarse en torno a la isla.
Taiwán, una isla de 23 millones de habitantes a 128 kilómetros de la costa de China, ha sido durante mucho tiempo una fuente de tensión entre Washington y Pekín. China reclama a Taiwán, una isla gobernada democráticamente, como parte de su territorio y ha prometido tomarla, a través del uso de la fuerza de ser necesario.
Pelosi fue la funcionaria estadounidense de más alto perfil en visitar Taiwán desde 1997, cuando Newt Gingrich, entonces presidente de la Cámara de Representantes, realizó una visita polémica. Luego de que Pelosi aterrizara en Taipéi la noche del 2 de agosto, un coro de organismos del gobierno chino denunció su visita, alegando que frustraba los esfuerzos de China por unificarse con Taiwán y ponía en peligro la estabilidad de la región.
A continuación, un vistazo a los problemas que rodean a China y a Taiwán, y lo que ha cambiado desde la visita de Pelosi.
Pekín ha presentado los ejercicios militares como una demostración de fuerza. También son una advertencia y una práctica valiosa
China ha presentado los simulacros militares como una demostración de fuerza con la intención de castigar a la isla por una visita de Pelosi que desafió los reclamos de Pekín sobre Taiwán. Los ejercicios, que se realizaron cada vez más cerca de Taiwán y duraron 72 horas, les dieron a las fuerzas chinas una práctica valiosa en caso de que algún día se les ordene atacar la isla.
En el primer día de los simulacros de la semana pasada, cinco misiles balísticos chinos cayeron en la zona económica exclusiva de Japón al este de Taiwán. Fue la primera vez que alguno cayó en esas aguas. Los analistas interpretaron eso como una advertencia de Pekín tanto a Estados Unidos como a Japón sobre ayudar a Taiwán en caso de un conflicto, y también fue un recordatorio para Washington de que China podría atacar las bases estadounidenses en la región.
China seleccionó seis zonas para los ejercicios por su importancia en una posible campaña para aislar a Taiwán, aseguró el mayor general Meng Xiangqing, profesor de estrategia en la Universidad de Defensa Nacional en Pekín, durante una entrevista en la televisión china. Una zona cubre la parte más angosta del Estrecho de Taiwán. Otras podrían usarse para bloquear un puerto importante o atacar tres de las principales bases militares de Taiwán. Otra, frente al sur de Taiwán, podría bloquear una ruta de escape.
La concentración militar de China ha llegado a un punto en el que algunos comandantes y analistas piensan que una invasión es un escenario cada vez más plausible, aunque todavía muy arriesgado. Incluso con una baja probabilidad de un conflicto inminente, los ejercicios están llevando al límite la tensión en la región, y el anuncio del lunes sobre nuevos simulacros solo aumentó esas preocupaciones. Citando a expertos, los medios estatales chinosafirmaron el lunes que la cantidad de aviones que patrullan el estrecho seguirá incrementándose.
El líder de China tiene tiempo con la mirada en Taiwán
Xi Jinping, el líder más poderoso que ha tenido China en varias generaciones, ha dejado más claro que cualquiera de sus predecesores que considera la unificación de Taiwán con China como un objetivo principal de su gobierno,además de una medida clave para lo que denomina el “rejuvenecimiento nacional” de China como una superpotencia moderna y unida.
Taiwán figuró en los primeros años de la carrera política de Xi. En 1996, año en el que aumentaron las tensiones en el Estrecho de Taiwán, se convirtió en el funcionario político líder de una división antiaérea de reserva del Ejército Popular de Liberación en la provincia de Fujian, que se encuentra frente a la isla desde el otro lado del Estrecho de Taiwán.
Su creciente interés en la unificación también refleja un cálculo político interno. Se espera que Xi sea confirmado para un tercer mandato sin precedentes como líder en un congreso del Partido Comunista a celebrarse en otoño. Antes de esa reunión, Xi quizá quiera proyectar una imagen de fuerza en el país y en el extranjero, en particular sobre el tema de Taiwán.
Los ejercicios buscan no solo amenazar a Taiwán y Estados Unidos, sino también apaciguar a los nacionalistas chinos en casa que parecían estar decepcionados por lo que percibieron como una respuesta que no era suficientemente dominante.
Taiwán es el mayor punto de discordia en las relaciones entre EE. UU. y China
Las incursiones de China en el espacio aéreo y marítimo cercano a Taiwán se han vuelto más agresivas en los últimos años, lo que ha incrementado el riesgo de conflicto.
En junio, Pekín elevó la tensión cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores declaró que China tenía jurisdicción sobre el Estrecho de Taiwán y que este no podía considerarse una vía navegable internacional. Además, en el último año, los aviones militares chinos han sondeado cada vez más el espacio aéreo cerca de Taiwán, lo que llevó a las fuerzas militares taiwanesas a reunir aviones de combate.
Pekín aumentó la presión durante la visita de Pelosi. Las fuerzas militares de China anunciaron simulacros con fuego real que comenzaron el jueves, algunos de ellos en partes del mar que parecen invadir zonas que Taiwán asegura se encuentran en sus aguas territoriales.
En un acuerdo diplomático intencionalmente ambiguo adoptado en 1979, Estados Unidos mantiene una política de “Una sola China” que reconoce, pero no respalda, el reclamo de Pekín sobre Taiwán. Los líderes estadounidenses siguen siendo ambiguos sobre cómo ayudarían a Taiwán en el caso de un ataque chino, pero el presidente Joe Biden se ha comprometido a defender la isla.
La isla ha estado atrapada entre los dos rivales durante años
Taiwán nunca ha sido parte de la República Popular de China. Durante décadas, su población vivió con la ley marcial impiuesta por una gestión respaldada por Estados Unidos y liderada por Chiang Kai-shek, quien había salido de China luego de ser derrocado por la revolución comunista de Mao en 1949. China y Estados Unidos estuvieron al borde de la guerra por Taiwán en dos ocasiones en los años cincuenta.
Esa tensión de la Guerra Fría disminuyó en su mayoría en las décadas de 1980 y 1990 cuando Taiwán se democratizó y China abrió su economía. Pero volvió a estallar en 1995 y 1996, cuando China se opuso a una visita del presidente Lee Teng-hui de Taiwán a la Universidad de Cornell, su alma máter.
China lanzó misiles cerca de la isla principal de Taiwán como una advertencia para Lee y otra vez cuando Taiwán se preparaba para sus primeras elecciones presidenciales abiertas. La crisis solo terminó cuando el presidente Bill Clinton mandó portaaviones a extremos opuestos del Estrecho de Taiwán.
Fuente: NYT