En Uvalde, un municipio fronterizo de Texas, ocurrió la peor masacre en casi una década en una escuela primaria de EE.UU.
El atacante, identificado como Salvador Ramos, era un joven estadounidense que resultó abatido por la policía, luego de que matara a dos maestras y 19 niños, de entre 7 y 10 años de edad.
La comunidad está devastada por la tragedia.
Los testimonios de familiares en duelo han empezado a circular en redes sociales y medios de comunicación, pero quizás lo más difícil ha sido escuchar a los pequeños que estaban en la escuela y cuentan cómo se vivió el ataque.
La BBC habló con uno de los niños sobrevivientes, de quien se protege su identidad por seguridad.
«Tenemos una puerta en el medio, [el atacante] la abrió. Luego entró, se agachó un poco y dijo ‘es hora de morir'», cuenta el menor de 10 años.
«Cuando disparó, sonó tan fuerte que me lastimó el oído. Cuando vi la bala en el suelo, supe que era real», agrega.
«Y cuando escuché los disparos a través de la puerta, le dije a mi amigo que se escondiera debajo de algo para que no nos encontrara.
«Los policías dijeron ‘diga ayuda si necesita ayuda’. Una de las personas en mi clase pidió ayuda. El hombre lo oyó. Entró y le disparó. Y luego los policías irrumpieron en el salón de clases y él [el atacante] les disparó, así que los policías empezaron a dispararle», relata el niño.
Al final él y su amigo lograron escapar cuando la policía tomó el control de la situación. «Solo abrí la cortina y luego simplemente saqué la mano y salí con mi amigo, porque sabía que era la policía cuando vi la armadura y el escudo», explica.
Mucha confusión
En el resto de la escuela todo era incertidumbre y caos.
«Estábamos todos en pánico porque no sabíamos qué era lo que estaba pasando», le contó Chance Aguirre, de 9 años, a la cadena NBC.
«Lo que vimos fue miles de policías y de agentes fronterizos entrando a la cafetería. Estábamos escondidos detrás del escenario de la cafetería cuando todo pasó», explica.
Por la cercanía de Uvalde con la frontera mexicana, las autoridades fronterizas tienen una alta presencia y acudieron al lugar de los hechos.
«Lo único que vimos fue policías y helicópteros por todas partes, luego tuvimos que salir de la escuela», relató Aguirre.
Los niños también recuerdan cómo las maestras intentaron proteger a sus compañeros. «Eran buenas maestras y se pusieron frente a mis compañeros para ayudar a salvarlos», le dijo a la BBC el menor.
Se trataba de Irma García, de 46 años y Eva Mireles, de 44 años. Llevaban trabajando juntas cinco años.
Aún se desconoce el motivo del ataque a la Robb Elementary School que tiene unos 600 estudiantes, de los cuales casi el 90% son latinos y alrededor del 87% proviene de familias económicamente desfavorecidas.
Fuente: BBC News.