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Los feminicidios: reflejo de un modelo machista que no acepta rupturas

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Por Leonora Ramírez.

Una de las peores caras de la violencia contra la mujer es el feminicidio, acción con la cual los hombres deciden ponen fin a la vida de una mujer, ya sea pareja o expareja, porque desde el errático rol de la superioridad masculina entienden que esa persona es de su propiedad, y por tanto debe estar bajo su control absoluto.

Pero si la persistencia y enraizamiento de esas ideas machistas son graves, también lo es el desamparo que tienen las víctimas de violencia de género en el sistema de justicia, que no utiliza los protocolos de la psiquiatría y la psicología para determinar el nivel de peligrosidad del agresor, antes de liberarlo cuando se presenta una querella en su contra.

El psiquiatra José Miguel Gómez plantea esas dos premisas para analizar el contexto sociocultural que está detrás de la agresión contra las mujeres, desde la construcción un modelo de hombre dominante y controlador, pero que debe ser desmontado para crear una nueva masculinidad basada en el respeto.

“En República Dominicana los feminicidios son una expresión del uso del poder, del control y la fuerza, de tomar la determinación de qué hacer con esa mujer, en función de que el patriarcado, el machismo, y los roles asignados de la superioridad masculina, ese hombre tiene la creencia de que su mujer es su propiedad.

“Ese hombre que percibe eso, cuando tiene alguna dificultad, o entiende que está perdiendo el poder, que no tiene el control, que no se siente consultado o validado, aumenta su nivel de inseguridad y la angustia de separación no resuelta”.

La separación no resuelta, afirma el especialista, aparece cuando ese individuo entiende que a él no lo pueden dejar, que lo de él no se puede compartir, “y por eso no acepta infidelidad, celos morbosos, ni entiende el empoderamiento o el crecimiento del otro, en este caso su pareja”.

“Porque es un problema de poder, de control, y él entiende que si es dueño de los medios de producción, de esa mujer y de esa familia, él es que debe determinar no solamente el crecimiento psicosocial del otro, sino hasta la vida”.

La cultura machista

El comportamiento machista se expresa de múltiples formas, desde impedir que las mujeres trabajen, que se junten con sus amigas o familiares, que desempeñen algún tipo de ocupación laboral, hasta que viajen o tomen decisiones por sí mismas, afirma el doctor Gómez.

En ese sentido expresa que ese comportamiento controlador se desprende de una cultura de poder que se origina en la patrifocalidad.

“Ese machismo es el que fomenta la violencia de género, intrafamiliar, y los feminicidios”.

Nueva masculinidad

Para romper con esa mentalidad violenta que afecta las relaciones de pareja, y que lleva luto y dolor a las familias cuando se producen feminicidios, hay que educar al hombre dominicano en una nueva masculinidad positiva, refiere el doctor Gómez.

Esa nueva masculinidad, basada en el respeto y la tolerancia, debe implementarse como una política pública desde la educación preuniversitaria y universitaria, sin dejar de lado el aporte de los medios de comunicación.

“Con esa nueva masculinidad se desmonta el sistema de creencias limitado de esos roles sociales asignados, según se es hombre o mujer, para crear un nuevo sistema de creencias a través de la cultura de buenos tratos, de la equidad de género, la tolerancia, y el reconocimiento de derechos”.

Mujeres víctimas del sistema de justicia

Para el doctor Gómez las mujeres padecen el desamparo del sistema de justicia, porque en favor de su seguridad, cuando formalizan una querella, no se le realizan a los hombres las pruebas pertinentes para determinar los grados de peligrosidad que tienen.

“Todavía no tienen los diagnósticos temprano de lo que llaman parejas de alto riesgo, altamente peligrosas, si tienen patologías psiquiátricas, adicción, mal manejo de la ira o trastono en el control de los impulsos, que son las cinco principales causas de violencia.

“Esos cinco indicadores el Ministerio Público no los establece en las primeras 72 horas antes de enviar a ese hombre a la calle, no utilizan a los psiquiatras y psicólogos para instrumentar, a través de las Unidades de Psiquiatría Forense del Inacif, diagnósticos de alta peligrosidad en el agresor”, afirmó Gómez.

Avances logrados

El doctor José Miguel Gómez valoró positivamente que en la República Dominicana se haya prohibido el matrimonio infantil, lo cual reconoce a la gestión del presidente Luis Abinader.

Daños emocionales

Según sus consideraciones, esas uniones de menores de edad dejan graves secuelas emocionales. “Todavía en los campos y zonas urbanas los hombres se llevan a las niñas por un motor, por un celular, por la reparación de una vivienda. Por fin se penalizó el matrimonio infantil”.

Fuente: Hoy.

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Por Leonora Ramírez.

Una de las peores caras de la violencia contra la mujer es el feminicidio, acción con la cual los hombres deciden ponen fin a la vida de una mujer, ya sea pareja o expareja, porque desde el errático rol de la superioridad masculina entienden que esa persona es de su propiedad, y por tanto debe estar bajo su control absoluto.

Pero si la persistencia y enraizamiento de esas ideas machistas son graves, también lo es el desamparo que tienen las víctimas de violencia de género en el sistema de justicia, que no utiliza los protocolos de la psiquiatría y la psicología para determinar el nivel de peligrosidad del agresor, antes de liberarlo cuando se presenta una querella en su contra.

El psiquiatra José Miguel Gómez plantea esas dos premisas para analizar el contexto sociocultural que está detrás de la agresión contra las mujeres, desde la construcción un modelo de hombre dominante y controlador, pero que debe ser desmontado para crear una nueva masculinidad basada en el respeto.

“En República Dominicana los feminicidios son una expresión del uso del poder, del control y la fuerza, de tomar la determinación de qué hacer con esa mujer, en función de que el patriarcado, el machismo, y los roles asignados de la superioridad masculina, ese hombre tiene la creencia de que su mujer es su propiedad.

“Ese hombre que percibe eso, cuando tiene alguna dificultad, o entiende que está perdiendo el poder, que no tiene el control, que no se siente consultado o validado, aumenta su nivel de inseguridad y la angustia de separación no resuelta”.

La separación no resuelta, afirma el especialista, aparece cuando ese individuo entiende que a él no lo pueden dejar, que lo de él no se puede compartir, “y por eso no acepta infidelidad, celos morbosos, ni entiende el empoderamiento o el crecimiento del otro, en este caso su pareja”.

“Porque es un problema de poder, de control, y él entiende que si es dueño de los medios de producción, de esa mujer y de esa familia, él es que debe determinar no solamente el crecimiento psicosocial del otro, sino hasta la vida”.

La cultura machista

El comportamiento machista se expresa de múltiples formas, desde impedir que las mujeres trabajen, que se junten con sus amigas o familiares, que desempeñen algún tipo de ocupación laboral, hasta que viajen o tomen decisiones por sí mismas, afirma el doctor Gómez.

En ese sentido expresa que ese comportamiento controlador se desprende de una cultura de poder que se origina en la patrifocalidad.

“Ese machismo es el que fomenta la violencia de género, intrafamiliar, y los feminicidios”.

Nueva masculinidad

Para romper con esa mentalidad violenta que afecta las relaciones de pareja, y que lleva luto y dolor a las familias cuando se producen feminicidios, hay que educar al hombre dominicano en una nueva masculinidad positiva, refiere el doctor Gómez.

Esa nueva masculinidad, basada en el respeto y la tolerancia, debe implementarse como una política pública desde la educación preuniversitaria y universitaria, sin dejar de lado el aporte de los medios de comunicación.

“Con esa nueva masculinidad se desmonta el sistema de creencias limitado de esos roles sociales asignados, según se es hombre o mujer, para crear un nuevo sistema de creencias a través de la cultura de buenos tratos, de la equidad de género, la tolerancia, y el reconocimiento de derechos”.

Mujeres víctimas del sistema de justicia

Para el doctor Gómez las mujeres padecen el desamparo del sistema de justicia, porque en favor de su seguridad, cuando formalizan una querella, no se le realizan a los hombres las pruebas pertinentes para determinar los grados de peligrosidad que tienen.

“Todavía no tienen los diagnósticos temprano de lo que llaman parejas de alto riesgo, altamente peligrosas, si tienen patologías psiquiátricas, adicción, mal manejo de la ira o trastono en el control de los impulsos, que son las cinco principales causas de violencia.

“Esos cinco indicadores el Ministerio Público no los establece en las primeras 72 horas antes de enviar a ese hombre a la calle, no utilizan a los psiquiatras y psicólogos para instrumentar, a través de las Unidades de Psiquiatría Forense del Inacif, diagnósticos de alta peligrosidad en el agresor”, afirmó Gómez.

Avances logrados

El doctor José Miguel Gómez valoró positivamente que en la República Dominicana se haya prohibido el matrimonio infantil, lo cual reconoce a la gestión del presidente Luis Abinader.

Daños emocionales

Según sus consideraciones, esas uniones de menores de edad dejan graves secuelas emocionales. “Todavía en los campos y zonas urbanas los hombres se llevan a las niñas por un motor, por un celular, por la reparación de una vivienda. Por fin se penalizó el matrimonio infantil”.

Fuente: Hoy.

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