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Lo que puede aprender de Brasil la democracia de EE. UU.

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Ambos países tuvieron presidentes que atacaron sus elecciones. Pero sus respuestas —y consecuencias— fueron muy diferentes.


Por Jack Nicas

BRASILIA, Brasil — Los periodos previos a las elecciones presidenciales más recientes de las dos democracias más grandes del hemisferio occidental fueron muy parecidos.

Al estar abajo en las encuestas, el presidente de derecha sostenía, sin tener pruebas, que tal vez las elecciones serían fraudulentas. Insinuaba que quizás no aceptaría una derrota, y millones de sus seguidores juraron tomar las calles cuando él lo ordenara.

No obstante, los resultados, al menos hasta ahora, han sido radicalmente diferentes.

Cuando los conteos revelaron que el titular había sido derrotado en las votaciones después de solo un periodo en la presidencia, el gobierno brasileño respondió de manera conjunta, rápida y decidida. El presidente del Senado, el fiscal general, los jueces del Supremo Tribunal Federal de Brasil y los directivos del organismo electoral salieron a proclamar al ganador en televisión. Después, el presidente de la Cámara Baja, quizás el aliado más importante del presidente, leyó un comunicado en el cual reiteraba que los electores habían decidido. Otros políticos de derecha de inmediato hicieron lo mismo.

El presidente Jair Bolsonaro, aislado políticamente, guardó silencio durante dos días. Luego, bajo la presión de sus principales asesores, aceptó transferir el poder.

Miles de sus partidarios tomaron las calles, bloquearon carreteras y exigieron la intervención del Ejército, pero las fuerzas armadas no han mostrado interés alguno por trastornar el proceso electoral. Las manifestaciones cesaron con rapidez y el gobierno comenzó la transición.

Seguidores de Bolsonaro vieron cuando aceptó permitir que iniciara la transición de poder. El presidente no admitió haber perdido, pero tampoco lo negó.  
Seguidores de Bolsonaro vieron cuando aceptó permitir que iniciara la transición de poder. El presidente no admitió haber perdido, pero tampoco lo negó.  Credit…Victor Moriyama para The New York Times
Seguidores de Bolsonaro vieron cuando aceptó permitir que iniciara la transición de poder. El presidente no admitió haber perdido, pero tampoco lo negó.  

En Estados Unidos, el periodo posterior a las elecciones fue más largo, más desordenado y marcado por el peor ataque al Capitolio en dos siglos. El presidente Donald Trump y muchos de sus aliados no reconocieron su derrota en las elecciones de 2020.

Dos años después, el país enfrenta una de las amenazas más graves a su democracia en varias generaciones, en la cual muchos republicanos rechazan abiertamente las que en repetidas ocasiones se ha demostrado que fueron unas elecciones limpias, incluso muchos promueven esa mentira mientras se postulan en las elecciones de medio mandato que se llevarán a cabo el martes.

Las dos imágenes, tan distintas, plantean una pregunta fundamental: ¿hay algo que Estados Unidos, la democracia más antigua del mundo, pueda aprender de Brasil, un país que estaba saliendo de una dictadura militar cuando, en 1988, el presidente Joe Biden se postuló por primera vez a la presidencia?

Por su parte, Brasil ha observado con atención lo que ha ocurrido en Estados Unidos, donde la democracia no desapareció después de las elecciones de 2020, pero sí se cimbró.

Con un pronóstico de caos similar para su país este año, los brasileños apuntalaron su sistema con mucha anticipación. Los dirigentes del gobierno hicieron más pruebas a las urnas electrónicas y a la comprobación de los resultados, homologaron los horarios de las casillas para que los resultados llegaran con rapidez y planearon presentar un frente unido al proclamar un ganador.

“Aprendimos de la experiencia de Estados Unidos”, señaló Bruno Dantas, jefe del tribunal de vigilancia de Brasil, el cual realizó una auditoría rápida de las estadísticas de las votaciones la noche de las elecciones con el fin de anticiparse a cualquier acusación de fraude. “Construimos una red de instituciones que predecía las preguntas que sabíamos que surgirían”.

Editors’ Picks

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Organismos de observación nacionales e internacionales participaron en una auditoría de integridad de las máquinas de votación electrónica en el Tribunal Regional Electoral de São Paulo, Brasil, el 29 de octubre.
Organismos de observación nacionales e internacionales participaron en una auditoría de integridad de las máquinas de votación electrónica en el Tribunal Regional Electoral de São Paulo, Brasil, el 29 de octubre.Credit…Victor Moriyama para The New York Times
Organismos de observación nacionales e internacionales participaron en una auditoría de integridad de las máquinas de votación electrónica en el Tribunal Regional Electoral de São Paulo, Brasil, el 29 de octubre.

La rapidez del sistema de conteo de votos de Brasil también fue un factor importante.

En muchos estados de Estados Unidos, los electores usan boletas de papel, lo cual puede ralentizar el conteo, y, debido a la pandemia, la utilización de los votos por correo también aumentó muchísimo en 2020. El resultado de las elecciones fue incierto durante varios días. Por el contrario, Brasil es el único país del mundo en usar un sistema completamente digital sin respaldo en papel, lo cual permitió que hubiera resultados a unas cuantas horas del cierre de las casillas.

Ese diseño fue justo lo que Bolsonaro y sus aliados calificaron como una deficiencia peligrosa. Argumentaron que, sin respaldos en papel, nadie podía estar seguro de que su voto se hubiera contado de manera correcta.

Expertos independientes reconocen que los respaldos en papel podrían añadir certeza, pero también afirman que hay varios niveles de seguridad integrados dentro del sistema brasileño que impiden la existencia de fraudes y errores.

Dado que los estadounidenses esperaron casi una semana para que se anunciara el triunfo de Biden en las elecciones, Trump, sus aliados y expertos en redes sociales aprovecharon esta demora para sembrar dudas acerca de un fraude electoral usando mentiras y teorías conspirativas.

Actualizaciones: Elecciones en Brasil

Updated 

30 de octubre de 2022 a las 20:54 ET30 de octubre de 202230 de octubre de 2022

El domingo de las elecciones, en Brasil se contaron casi todos los votos en menos de tres horas y, antes de las 8 p. m., hora local, se declaró como presidente electo a Luiz Inácio Lula da Silva. Bolsonaro no aceptó el resultado de manera explícita, pero tampoco lo impugnó.

“La comunidad internacional siempre ha estado de acuerdo en que la mejor manera de gestionar las elecciones es con el anuncio inmediato de resultados puntuales y transparentes”, comentó Pippa Norris, una politóloga de la Universidad de Harvard que ha estudiado las democracias de todo el mundo. “Nuestro proceso es largo, prolongado y no está bien regulado”.

El expresidente Donald Trump, que niega que perdió las elecciones en 2020, en un mitin de candidatos al Congreso en el sur de Texas el mes pasado.
El expresidente Donald Trump, que niega que perdió las elecciones en 2020, en un mitin de candidatos al Congreso en el sur de Texas el mes pasado.Credit…Jordan Vonderhaar para The New York Times

En parte, el desafío en Estados Unidos es que las elecciones presidenciales se organizan en torno a reglas y prácticas que difieren de un estado a otro, e incluso de un condado a otro. En Brasil, las elecciones son organizadas por un tribunal electoral independiente, conformado por un tribunal alternante de jueces federales, que está fuera del ámbito de la rama ejecutiva.

La descentralización puede ser una protección contra una toma ilícita del poder porque evita un punto único de fallo, mientras que también les brinda a las localidades la oportunidad de introducir reglas que amplíen la votación. Pero, según Norris, Estados Unidos es una de las pocas democracias del mundo que no tienen un órgano nacional que cuente los votos y anuncie los resultados. Más bien, la población espera que los medios de comunicación hagan el anuncio antes de que terminen los conteos oficiales meses más tarde.

No obstante, en esta era del internet, incluso cuando las elecciones transcurren sin problemas, es posible que se difunda información equivocada.

El gobierno de Estados Unidos casi no interviene en ese problema y deja que las empresas de tecnología controlen lo que se pueda decir en línea y que identifiquen y eliminen publicaciones que violen esas reglas.

En Brasil, un juez del Supremo Tribunal Federal ha encabezado una enérgica campaña relacionada con publicaciones falsas y engañosas.

El juez, Alexandre de Moraes, quien es también el actual director electoral de Brasil, ordenó a las empresas de tecnología que eliminaran miles de publicaciones, con poco margen de apelación, en lo que calificó como una iniciativa para combatir las “noticias falsas” que amenazan a la democracia brasileña.

Como resultado, De Moraes se convirtió en uno de los árbitros más importantes de cualquier democracia del mundo en relación con lo que se puede decir en internet. Una semana antes de las votaciones, los demás funcionarios electorales le otorgaron la facultad unilateral de retirar a las empresas de tecnología en Brasil que no cumplieran sus órdenes de eliminar en dos horas alguna publicación.

Una mesa de votación en Taguatinga, Brasilia, Brasil, el día de la segunda vuelta presidencial
Una mesa de votación en Taguatinga, Brasilia, Brasil, el día de la segunda vuelta presidencialCredit…Dado Galdieri para The New York Times

La desinformación siguió circulando, pero es probable que mucho menos que si De Moraes no hubiese actuado. Sin embargo, su enérgica propuesta ha generado diversos reclamos de la derecha brasileña de que él, de hecho, manipuló las elecciones al censurar las opiniones de los conservadores.

Lo que está claro es que aumentó radicalmente el poder de los tribunales brasileños sobre el discurso en internet y, en ocasiones, formuló decisiones que dieron lugar a la preocupación de que sus iniciativas para proteger la democracia más bien estuvieran formando parte de lo que la amenaza.

Ordenó que se realizaran cateos en las viviendas de ocho destacados empresarios luego de que solo uno de ellos insinuó en un grupo privado de WhatsApp que apoyaba un golpe de Estado. También encarceló sin juicio a cinco personas a causa de publicaciones que dijo constituían un ataque a las instituciones de Brasil.

La semana pasada, De Moraes ordenó a las empresas tecnológicas que retiraran muchas publicaciones en las que los seguidores de Bolsonaro denunciaban fraude en las votaciones —sin aportar pruebas— y pedían que el ejército tomara el gobierno.

Su enfoque estricto crea un debate complicado. La desinformación es perniciosa y avanza a toda velocidad, es una amenaza que ha causado que una parte considerable del país pierda confianza en las elecciones de Brasil.

Al mismo tiempo, las empresas tecnológicas una y otra vez no han logrado combatir las informaciones falsas en todo el mundo. Así que cuando un juez actúa de manera asertiva para combatir el problema —y tal vez al mismo tiempo sentando un peligroso precedente— muchos en Brasil tienen sentimientos encontrados.

David Nemer, profesor de la Universidad de Virginia originario de Brasil que estudia el tema de la desinformación, señaló que la propuesta de De Moraes ha sido eficaz porque él actúa rápido y obliga a las empresas de tecnología a mejorar.

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, con su esposa, Janja da Silva, dio un mensaje a sus seguidores luego de que los resultados mostraron que había ganado la presidencia otra vez.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, con su esposa, Janja da Silva, dio un mensaje a sus seguidores luego de que los resultados mostraron que había ganado la presidencia otra vez.Credit…Victor Moriyama para The New York Times

“Yo la apoyo con ciertas reservas debido a los posibles riesgos”, comentó. “Sin embargo, eso no debe impedir que sostengamos un debate acerca de la existencia de un proceso más transparente”.

La noche del domingo de las elecciones, fue De Moraes quien anunció los resultados en la televisión, acompañado por otros 11 funcionarios federales. “Espero que a partir de estas elecciones, los ataques al sistema electoral al fin se detengan. Los discursos delirantes, las noticias fraudulentas”, dijo.

La multitud le dio una ovación de pie y coreó su nombre.

Minutos más tarde, la Casa Blanca emitió un comunicado felicitando a Da Silva “tras elecciones libres, justas y creíbles”, una señal de apoyo que ayudaba a impedir cualquier posible esfuerzo por impugnar los resultados.

Una semana después, quedaba claro que unas elecciones que muchas personas habían temido que fueran una amenaza existencial para la democracia de Brasil más bien fueron una prueba de la fortaleza de las instituciones brasileñas… y tal vez incluso sirvan de modelo para otras.

“Creemos que es muy difícil modificar el sistema en Estados Unidos”, explicó Norris. “Siempre estamos atentos a lo que querían los fundadores, como si, de alguna manera, esto fuera a servirnos de guía”.

“Lo que en realidad tenemos que hacer es mirar hacia el exterior”, añadió.

Fuente: The New York Times.

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Ambos países tuvieron presidentes que atacaron sus elecciones. Pero sus respuestas —y consecuencias— fueron muy diferentes.


Por Jack Nicas

BRASILIA, Brasil — Los periodos previos a las elecciones presidenciales más recientes de las dos democracias más grandes del hemisferio occidental fueron muy parecidos.

Al estar abajo en las encuestas, el presidente de derecha sostenía, sin tener pruebas, que tal vez las elecciones serían fraudulentas. Insinuaba que quizás no aceptaría una derrota, y millones de sus seguidores juraron tomar las calles cuando él lo ordenara.

No obstante, los resultados, al menos hasta ahora, han sido radicalmente diferentes.

Cuando los conteos revelaron que el titular había sido derrotado en las votaciones después de solo un periodo en la presidencia, el gobierno brasileño respondió de manera conjunta, rápida y decidida. El presidente del Senado, el fiscal general, los jueces del Supremo Tribunal Federal de Brasil y los directivos del organismo electoral salieron a proclamar al ganador en televisión. Después, el presidente de la Cámara Baja, quizás el aliado más importante del presidente, leyó un comunicado en el cual reiteraba que los electores habían decidido. Otros políticos de derecha de inmediato hicieron lo mismo.

El presidente Jair Bolsonaro, aislado políticamente, guardó silencio durante dos días. Luego, bajo la presión de sus principales asesores, aceptó transferir el poder.

Miles de sus partidarios tomaron las calles, bloquearon carreteras y exigieron la intervención del Ejército, pero las fuerzas armadas no han mostrado interés alguno por trastornar el proceso electoral. Las manifestaciones cesaron con rapidez y el gobierno comenzó la transición.

Seguidores de Bolsonaro vieron cuando aceptó permitir que iniciara la transición de poder. El presidente no admitió haber perdido, pero tampoco lo negó.  
Seguidores de Bolsonaro vieron cuando aceptó permitir que iniciara la transición de poder. El presidente no admitió haber perdido, pero tampoco lo negó.  Credit…Victor Moriyama para The New York Times
Seguidores de Bolsonaro vieron cuando aceptó permitir que iniciara la transición de poder. El presidente no admitió haber perdido, pero tampoco lo negó.  

En Estados Unidos, el periodo posterior a las elecciones fue más largo, más desordenado y marcado por el peor ataque al Capitolio en dos siglos. El presidente Donald Trump y muchos de sus aliados no reconocieron su derrota en las elecciones de 2020.

Dos años después, el país enfrenta una de las amenazas más graves a su democracia en varias generaciones, en la cual muchos republicanos rechazan abiertamente las que en repetidas ocasiones se ha demostrado que fueron unas elecciones limpias, incluso muchos promueven esa mentira mientras se postulan en las elecciones de medio mandato que se llevarán a cabo el martes.

Las dos imágenes, tan distintas, plantean una pregunta fundamental: ¿hay algo que Estados Unidos, la democracia más antigua del mundo, pueda aprender de Brasil, un país que estaba saliendo de una dictadura militar cuando, en 1988, el presidente Joe Biden se postuló por primera vez a la presidencia?

Por su parte, Brasil ha observado con atención lo que ha ocurrido en Estados Unidos, donde la democracia no desapareció después de las elecciones de 2020, pero sí se cimbró.

Con un pronóstico de caos similar para su país este año, los brasileños apuntalaron su sistema con mucha anticipación. Los dirigentes del gobierno hicieron más pruebas a las urnas electrónicas y a la comprobación de los resultados, homologaron los horarios de las casillas para que los resultados llegaran con rapidez y planearon presentar un frente unido al proclamar un ganador.

“Aprendimos de la experiencia de Estados Unidos”, señaló Bruno Dantas, jefe del tribunal de vigilancia de Brasil, el cual realizó una auditoría rápida de las estadísticas de las votaciones la noche de las elecciones con el fin de anticiparse a cualquier acusación de fraude. “Construimos una red de instituciones que predecía las preguntas que sabíamos que surgirían”.

Editors’ Picks

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Organismos de observación nacionales e internacionales participaron en una auditoría de integridad de las máquinas de votación electrónica en el Tribunal Regional Electoral de São Paulo, Brasil, el 29 de octubre.
Organismos de observación nacionales e internacionales participaron en una auditoría de integridad de las máquinas de votación electrónica en el Tribunal Regional Electoral de São Paulo, Brasil, el 29 de octubre.Credit…Victor Moriyama para The New York Times
Organismos de observación nacionales e internacionales participaron en una auditoría de integridad de las máquinas de votación electrónica en el Tribunal Regional Electoral de São Paulo, Brasil, el 29 de octubre.

La rapidez del sistema de conteo de votos de Brasil también fue un factor importante.

En muchos estados de Estados Unidos, los electores usan boletas de papel, lo cual puede ralentizar el conteo, y, debido a la pandemia, la utilización de los votos por correo también aumentó muchísimo en 2020. El resultado de las elecciones fue incierto durante varios días. Por el contrario, Brasil es el único país del mundo en usar un sistema completamente digital sin respaldo en papel, lo cual permitió que hubiera resultados a unas cuantas horas del cierre de las casillas.

Ese diseño fue justo lo que Bolsonaro y sus aliados calificaron como una deficiencia peligrosa. Argumentaron que, sin respaldos en papel, nadie podía estar seguro de que su voto se hubiera contado de manera correcta.

Expertos independientes reconocen que los respaldos en papel podrían añadir certeza, pero también afirman que hay varios niveles de seguridad integrados dentro del sistema brasileño que impiden la existencia de fraudes y errores.

Dado que los estadounidenses esperaron casi una semana para que se anunciara el triunfo de Biden en las elecciones, Trump, sus aliados y expertos en redes sociales aprovecharon esta demora para sembrar dudas acerca de un fraude electoral usando mentiras y teorías conspirativas.

Actualizaciones: Elecciones en Brasil

Updated 

30 de octubre de 2022 a las 20:54 ET30 de octubre de 202230 de octubre de 2022

El domingo de las elecciones, en Brasil se contaron casi todos los votos en menos de tres horas y, antes de las 8 p. m., hora local, se declaró como presidente electo a Luiz Inácio Lula da Silva. Bolsonaro no aceptó el resultado de manera explícita, pero tampoco lo impugnó.

“La comunidad internacional siempre ha estado de acuerdo en que la mejor manera de gestionar las elecciones es con el anuncio inmediato de resultados puntuales y transparentes”, comentó Pippa Norris, una politóloga de la Universidad de Harvard que ha estudiado las democracias de todo el mundo. “Nuestro proceso es largo, prolongado y no está bien regulado”.

El expresidente Donald Trump, que niega que perdió las elecciones en 2020, en un mitin de candidatos al Congreso en el sur de Texas el mes pasado.
El expresidente Donald Trump, que niega que perdió las elecciones en 2020, en un mitin de candidatos al Congreso en el sur de Texas el mes pasado.Credit…Jordan Vonderhaar para The New York Times

En parte, el desafío en Estados Unidos es que las elecciones presidenciales se organizan en torno a reglas y prácticas que difieren de un estado a otro, e incluso de un condado a otro. En Brasil, las elecciones son organizadas por un tribunal electoral independiente, conformado por un tribunal alternante de jueces federales, que está fuera del ámbito de la rama ejecutiva.

La descentralización puede ser una protección contra una toma ilícita del poder porque evita un punto único de fallo, mientras que también les brinda a las localidades la oportunidad de introducir reglas que amplíen la votación. Pero, según Norris, Estados Unidos es una de las pocas democracias del mundo que no tienen un órgano nacional que cuente los votos y anuncie los resultados. Más bien, la población espera que los medios de comunicación hagan el anuncio antes de que terminen los conteos oficiales meses más tarde.

No obstante, en esta era del internet, incluso cuando las elecciones transcurren sin problemas, es posible que se difunda información equivocada.

El gobierno de Estados Unidos casi no interviene en ese problema y deja que las empresas de tecnología controlen lo que se pueda decir en línea y que identifiquen y eliminen publicaciones que violen esas reglas.

En Brasil, un juez del Supremo Tribunal Federal ha encabezado una enérgica campaña relacionada con publicaciones falsas y engañosas.

El juez, Alexandre de Moraes, quien es también el actual director electoral de Brasil, ordenó a las empresas de tecnología que eliminaran miles de publicaciones, con poco margen de apelación, en lo que calificó como una iniciativa para combatir las “noticias falsas” que amenazan a la democracia brasileña.

Como resultado, De Moraes se convirtió en uno de los árbitros más importantes de cualquier democracia del mundo en relación con lo que se puede decir en internet. Una semana antes de las votaciones, los demás funcionarios electorales le otorgaron la facultad unilateral de retirar a las empresas de tecnología en Brasil que no cumplieran sus órdenes de eliminar en dos horas alguna publicación.

Una mesa de votación en Taguatinga, Brasilia, Brasil, el día de la segunda vuelta presidencial
Una mesa de votación en Taguatinga, Brasilia, Brasil, el día de la segunda vuelta presidencialCredit…Dado Galdieri para The New York Times

La desinformación siguió circulando, pero es probable que mucho menos que si De Moraes no hubiese actuado. Sin embargo, su enérgica propuesta ha generado diversos reclamos de la derecha brasileña de que él, de hecho, manipuló las elecciones al censurar las opiniones de los conservadores.

Lo que está claro es que aumentó radicalmente el poder de los tribunales brasileños sobre el discurso en internet y, en ocasiones, formuló decisiones que dieron lugar a la preocupación de que sus iniciativas para proteger la democracia más bien estuvieran formando parte de lo que la amenaza.

Ordenó que se realizaran cateos en las viviendas de ocho destacados empresarios luego de que solo uno de ellos insinuó en un grupo privado de WhatsApp que apoyaba un golpe de Estado. También encarceló sin juicio a cinco personas a causa de publicaciones que dijo constituían un ataque a las instituciones de Brasil.

La semana pasada, De Moraes ordenó a las empresas tecnológicas que retiraran muchas publicaciones en las que los seguidores de Bolsonaro denunciaban fraude en las votaciones —sin aportar pruebas— y pedían que el ejército tomara el gobierno.

Su enfoque estricto crea un debate complicado. La desinformación es perniciosa y avanza a toda velocidad, es una amenaza que ha causado que una parte considerable del país pierda confianza en las elecciones de Brasil.

Al mismo tiempo, las empresas tecnológicas una y otra vez no han logrado combatir las informaciones falsas en todo el mundo. Así que cuando un juez actúa de manera asertiva para combatir el problema —y tal vez al mismo tiempo sentando un peligroso precedente— muchos en Brasil tienen sentimientos encontrados.

David Nemer, profesor de la Universidad de Virginia originario de Brasil que estudia el tema de la desinformación, señaló que la propuesta de De Moraes ha sido eficaz porque él actúa rápido y obliga a las empresas de tecnología a mejorar.

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, con su esposa, Janja da Silva, dio un mensaje a sus seguidores luego de que los resultados mostraron que había ganado la presidencia otra vez.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, con su esposa, Janja da Silva, dio un mensaje a sus seguidores luego de que los resultados mostraron que había ganado la presidencia otra vez.Credit…Victor Moriyama para The New York Times

“Yo la apoyo con ciertas reservas debido a los posibles riesgos”, comentó. “Sin embargo, eso no debe impedir que sostengamos un debate acerca de la existencia de un proceso más transparente”.

La noche del domingo de las elecciones, fue De Moraes quien anunció los resultados en la televisión, acompañado por otros 11 funcionarios federales. “Espero que a partir de estas elecciones, los ataques al sistema electoral al fin se detengan. Los discursos delirantes, las noticias fraudulentas”, dijo.

La multitud le dio una ovación de pie y coreó su nombre.

Minutos más tarde, la Casa Blanca emitió un comunicado felicitando a Da Silva “tras elecciones libres, justas y creíbles”, una señal de apoyo que ayudaba a impedir cualquier posible esfuerzo por impugnar los resultados.

Una semana después, quedaba claro que unas elecciones que muchas personas habían temido que fueran una amenaza existencial para la democracia de Brasil más bien fueron una prueba de la fortaleza de las instituciones brasileñas… y tal vez incluso sirvan de modelo para otras.

“Creemos que es muy difícil modificar el sistema en Estados Unidos”, explicó Norris. “Siempre estamos atentos a lo que querían los fundadores, como si, de alguna manera, esto fuera a servirnos de guía”.

“Lo que en realidad tenemos que hacer es mirar hacia el exterior”, añadió.

Fuente: The New York Times.

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