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La gran riqueza

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Escrito Por: PABLO MCKINNEY

Juan Bosch fue siempre un caballero de fina estampa, el profesor por excelencia de la política nacional. Por su parte, José Francisco Peña Gómez fue el gran sobreviviente, el resiliente mayor, el más internacionalmente reconocido líder político de la República Dominicana. Solidario como un bombero, bueno como un cura de barrio, Peña resumía en su nombre todas las bondades y la bonhomía del hombre dominicano.

Tal que, si revisamos el parnaso de nuestros actuales y pasados presidentes, además de sus humanos errores, encontraremos que la mayoría de ellos se caracteriza por su buen trato. Algunos de ellos, practicantes sin rubor del buen arte de la rectificación, del ser capaces de dar marcha atrás una decisión cuando se le convence con buenos argumentos, Danilo Medina y Luis Abinader, por ejemplo.

Vistos en los últimos días, en redes sociales y YouTube, múltiples expresiones de arrogancia, petulancia y arribismo de parte de algunos de nuestros relativamente jóvenes políticos, considero conveniente que las nuevas generaciones aprendan de sus mayores el valor de las buenas formas, del buen talante. Los chavales necesitan entender que la forma es parte del fondo. Si flaquea la ética, que no falle la estética.

Si bien es cierto que nunca como ahora ha sido tan celebrada la ignorancia ni tan valorados los insultos, siempre será útil tomar nota del pasado y observar con cuidado el presente para construir el futuro.

Ocurrió con alguno de nuestros líderes del pasado y con otros que van pasando; y está ocurriendo ahora mismo con los chavales: ¿qué caracteriza a Juan Ariel en el PLD, a Omar en el Fuerza del Pueblo, a Carolina, David o Yayo en el PRM, además de su gestión como servidores públicos? Su educación doméstica.

Según me cuentan amigos comunes, Juan Ariel tiene una madre y una abuela excepcionales, Omar tiene las buenas formas del padre, la buena crianza de la madre y el ejemplo de la abuela; a Yayo, la crianza de las Zaida lo condena a hacer las cosas bien y con decencia. David siempre ha sido un gentleman bien criado, y la Carolina, la Mejía y Gómez, tiene el carisma de su padre y la ternura de su madre. ¡Ay!, doña Rosa.

Todos ellos coinciden en reconocer la gran riqueza que representa la educación doméstica en sus vidas. Nostalgias del boche preciso, la pela a tiempo, el buen ejemplo. La gran riqueza. 

Fuente: Listín Diario

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Escrito Por: PABLO MCKINNEY

Juan Bosch fue siempre un caballero de fina estampa, el profesor por excelencia de la política nacional. Por su parte, José Francisco Peña Gómez fue el gran sobreviviente, el resiliente mayor, el más internacionalmente reconocido líder político de la República Dominicana. Solidario como un bombero, bueno como un cura de barrio, Peña resumía en su nombre todas las bondades y la bonhomía del hombre dominicano.

Tal que, si revisamos el parnaso de nuestros actuales y pasados presidentes, además de sus humanos errores, encontraremos que la mayoría de ellos se caracteriza por su buen trato. Algunos de ellos, practicantes sin rubor del buen arte de la rectificación, del ser capaces de dar marcha atrás una decisión cuando se le convence con buenos argumentos, Danilo Medina y Luis Abinader, por ejemplo.

Vistos en los últimos días, en redes sociales y YouTube, múltiples expresiones de arrogancia, petulancia y arribismo de parte de algunos de nuestros relativamente jóvenes políticos, considero conveniente que las nuevas generaciones aprendan de sus mayores el valor de las buenas formas, del buen talante. Los chavales necesitan entender que la forma es parte del fondo. Si flaquea la ética, que no falle la estética.

Si bien es cierto que nunca como ahora ha sido tan celebrada la ignorancia ni tan valorados los insultos, siempre será útil tomar nota del pasado y observar con cuidado el presente para construir el futuro.

Ocurrió con alguno de nuestros líderes del pasado y con otros que van pasando; y está ocurriendo ahora mismo con los chavales: ¿qué caracteriza a Juan Ariel en el PLD, a Omar en el Fuerza del Pueblo, a Carolina, David o Yayo en el PRM, además de su gestión como servidores públicos? Su educación doméstica.

Según me cuentan amigos comunes, Juan Ariel tiene una madre y una abuela excepcionales, Omar tiene las buenas formas del padre, la buena crianza de la madre y el ejemplo de la abuela; a Yayo, la crianza de las Zaida lo condena a hacer las cosas bien y con decencia. David siempre ha sido un gentleman bien criado, y la Carolina, la Mejía y Gómez, tiene el carisma de su padre y la ternura de su madre. ¡Ay!, doña Rosa.

Todos ellos coinciden en reconocer la gran riqueza que representa la educación doméstica en sus vidas. Nostalgias del boche preciso, la pela a tiempo, el buen ejemplo. La gran riqueza. 

Fuente: Listín Diario

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