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La Copa del Mundo está a unas semanas de comenzar. ¿Catar estará listo?

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Mientras los fanáticos del fútbol se preparan para inundar la pequeña nación del Golfo, las grúas y los cargadores siguen trabajando con ahínco, y abundan las críticas por la situación de los derechos humanos y la explotación de los trabajadores en el país.


Por Christina Goldbaum

El sonido de la maquinaria de construcción hace eco entre los rascacielos del centro. En un campamento en el desierto, los cargadores levantan polvo entre filas de tiendas de campaña de color beige, montadas de manera apresurada. Palmeras recién plantadas, con sus ramas todavía envueltas en papel de estraza, forman una línea en el paseo costero. Y en la orilla del agua, los minutos transcurren en un aparato rojo brillante con la forma de reloj de arena que marca la cuenta regresiva.

A tan solo unas semanas de que comience a rodar el balón en la Copa del Mundo, Catar trabaja arduamente para tener todo listo y ser la sede del torneo que atraerá a millones de ojos y a cientos de miles de espectadores internacionales a esta diminuta península desértica en el golfo Pérsico.

Catar, el país más pequeño que ha sido anfitrión de un Mundial ha destinado más de 220.000 millones de dólares a los preparativos del evento, en la construcción de kilómetros de autopistas, un sistema de metro, un nuevo aeropuerto, estadios y rascacielos.

Para los cataríes, el gran impulso al mundo del deporte es un esfuerzo para establecer una imagen del país como un actor global y cumplir la visión que tiene el líder de esa nación, el jeque Tamim bin Hamad al Zani, para el desarrollo económico.

No obstante, hasta el momento, esa apuesta ha generado controversia y críticas en gran medida.

Las terribles condiciones laborales de los obreros migrantes en Catar causaron indignación después de que grandes cantidades de trabajadores murieron en sitios de construcción relacionados con la Copa del Mundo. Aunque los organismos internacionales se han expresado de manera positiva por la implementación de grandes reformas laborales, los empresarios cataríes se quejaron en privado y han surgido críticas porque las reglas han sido aplicadas de manera desigual. Grupos de defensoría han protestado por el historial de derechos humanos de Catar, incluyendo las leyes que penalizan la homosexualidad y restringen la libertad de expresión.

Editors’ Picks

Are Trees Talking Underground? For Scientists, It’s In Dispute.Bob Dylan Breaks Down 66 Classic Tunes in His New BookWhat We Learned From Week 9 in the N.F.L.

Trabajadores que caminaban por el puerto ubicado cerca de las nuevas Katara Towers en Lusail, Catar, el mes pasado.
Trabajadores que caminaban por el puerto ubicado cerca de las nuevas Katara Towers en Lusail, Catar, el mes pasado.Credit…Gabriel Bouys/Agence France-Presse — Getty Images
Trabajadores que caminaban por el puerto ubicado cerca de las nuevas Katara Towers en Lusail, Catar, el mes pasado.

Además, campañas impulsadas por los rivales de Catar en la región han amplificado un diluvio de artículos críticos en la prensa (lo que aviva las tensiones regionales tras el bloqueo de tres años que Catar ha sufrido por parte de sus vecinos árabes más grandes: Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos).

Fuente: The New York Time.

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Mientras los fanáticos del fútbol se preparan para inundar la pequeña nación del Golfo, las grúas y los cargadores siguen trabajando con ahínco, y abundan las críticas por la situación de los derechos humanos y la explotación de los trabajadores en el país.


Por Christina Goldbaum

El sonido de la maquinaria de construcción hace eco entre los rascacielos del centro. En un campamento en el desierto, los cargadores levantan polvo entre filas de tiendas de campaña de color beige, montadas de manera apresurada. Palmeras recién plantadas, con sus ramas todavía envueltas en papel de estraza, forman una línea en el paseo costero. Y en la orilla del agua, los minutos transcurren en un aparato rojo brillante con la forma de reloj de arena que marca la cuenta regresiva.

A tan solo unas semanas de que comience a rodar el balón en la Copa del Mundo, Catar trabaja arduamente para tener todo listo y ser la sede del torneo que atraerá a millones de ojos y a cientos de miles de espectadores internacionales a esta diminuta península desértica en el golfo Pérsico.

Catar, el país más pequeño que ha sido anfitrión de un Mundial ha destinado más de 220.000 millones de dólares a los preparativos del evento, en la construcción de kilómetros de autopistas, un sistema de metro, un nuevo aeropuerto, estadios y rascacielos.

Para los cataríes, el gran impulso al mundo del deporte es un esfuerzo para establecer una imagen del país como un actor global y cumplir la visión que tiene el líder de esa nación, el jeque Tamim bin Hamad al Zani, para el desarrollo económico.

No obstante, hasta el momento, esa apuesta ha generado controversia y críticas en gran medida.

Las terribles condiciones laborales de los obreros migrantes en Catar causaron indignación después de que grandes cantidades de trabajadores murieron en sitios de construcción relacionados con la Copa del Mundo. Aunque los organismos internacionales se han expresado de manera positiva por la implementación de grandes reformas laborales, los empresarios cataríes se quejaron en privado y han surgido críticas porque las reglas han sido aplicadas de manera desigual. Grupos de defensoría han protestado por el historial de derechos humanos de Catar, incluyendo las leyes que penalizan la homosexualidad y restringen la libertad de expresión.

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Trabajadores que caminaban por el puerto ubicado cerca de las nuevas Katara Towers en Lusail, Catar, el mes pasado.
Trabajadores que caminaban por el puerto ubicado cerca de las nuevas Katara Towers en Lusail, Catar, el mes pasado.Credit…Gabriel Bouys/Agence France-Presse — Getty Images
Trabajadores que caminaban por el puerto ubicado cerca de las nuevas Katara Towers en Lusail, Catar, el mes pasado.

Además, campañas impulsadas por los rivales de Catar en la región han amplificado un diluvio de artículos críticos en la prensa (lo que aviva las tensiones regionales tras el bloqueo de tres años que Catar ha sufrido por parte de sus vecinos árabes más grandes: Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos).

Fuente: The New York Time.

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