La cumbre de la ONU sobre cambio climático comenzó el domingo pasado en Egipto. Alrededor de 200 países invitados discuten los pasos a seguir para detener el calentamiento global en medio de diversos intereses: mientras las naciones pobres piden financiación, las industrializadas dudan de adherirse a nuevos compromisos monetarios.
La cumbre de la ONU sobre cambio climático (COP 27) comenzó el domingo pasado con un retraso de varias horas. Los delegados de los alrededor de 200 países que acuden a la cita no encontraban un punto en común en un tema en específico: la discusión sobre un fondo de daños y pérdidas por el cambio climático, financiado por los países ricos. Finalmente, y aunque estos últimos accedieron a que el tema estuviera en la agenda de la conferencia, lo sucedido ayuda a entender la diversidad de posturas que hay en Egipto.
La creación de un fondo de daños y pérdidas es una vieja exigencia de los países pobres y en desarrollo. Algunos líderes, como el colombiano Gustavo Petro, han reivindicado esa propuesta al llegar a Egipto; de hecho, la incluyó en su decálogo para enfrentar la crisis climática (ver infografía), en el que además pidió que organismos como el Fondo Monetario Internacional comiencen a cambiar la deuda de los países en desarrollo por inversión en adaptación y cambio climático, como ya había propuesto.
El discurso del presidente colombiano fue duro en algunos pasajes, como cuando tildó de “fracaso” las anteriores conferencias del clima. “El liderazgo político desde la COP número uno hasta la fecha ha fracasado en detener la causa de la crisis climática”, aseguró, y añadió: “… ha fracasado, básicamente, porque superar la crisis climática implica dejar de consumir petróleo y carbón” y permitir una “desvalorización de intereses poderosos”. La delegación colombiana, en la que además de Petro está Susana Muhamad, ministra de Ambiente, ha aprovechado la conferencia para realizar un par de anuncios.
La primera gira alrededor del compromiso de Reino Unido, Noruega y Alemania de un nuevo desembolso de US$25 millones en el marco de la alianza que los europeos tienen con Colombia desde 2015. Se trata de un programa en el que el país espera recibir US$366 millones hasta 2025. “Más que el dinero, es el respaldo político a la estrategia de revitalización de los ecosistemas con las comunidades”, aseguró Muhamad, quien también celebró la renovación de otra alianza en solitario con el gobierno inglés, suscrita en 2019.
Fuente: El Espectador.