Pablo McKinney. El bulevar de la vida
En la mañana del pasado miércoles, uno debió estar en celebrar el inicio de la Feria del Mango que cada año se realizan en la explanada del Ayuntamiento de la gran urbe de Baní, capital mundial de la fruta; en cambio, cual don Mario Benedetti y como una buena parte de los dominicanos, anduvo “consternado y rabioso” en las redes sociales y en las Palabras para Zol 106.5 FM, indignado como un chaval madrileño del 15 M, y todo porque nuestra partidocracia reinante, (es decir, los dos PLD y el PRM, más los partiditos satélites de ambos), en la sesión de la Cámara de Diputados del pasado martes decidió aprobar el proyecto de ley que busca crear la provincia Matías Ramón Mella. Y todo para que existan cada vez más funcionarios sin funciones y mayores opciones de pagar con la nómina pública (nuestros impuestos) el trabajo político de los compañeritos.
Cuando las palabras van por un lado y los hechos van por el otro, el país marcha como la canción de Adamo, En Bandolera, institucional que no amorosamente, pero en bandolera, perdido en sus absurdidades y sus políticas miserias. Y es que a pesar de sus discursos pro-institucionalidad, con sus hechos nuestros partidos demuestran que apoyan la arrabalización del país y que sigamos siendo un moderno Macondo de neón de lavado y drogas, coronado de caos e inundado de ricos de vergüenza, pobres de pedir, corruptos impunes y mucha delincuencia.
Si la pasión de Cristo y la ternura de la María Magdalena -que él tanto amó- no lo impiden, en breve los 11 millones de dominicanos tendremos ocho provincias más que China y sus 1,400 millones de habitantes. (¡Son insaciables! La historia les señala una estrella y ellos miran al dedo. Cae un rayo, y piensan que es Alá que quiere tomarles una foto).
En medio de una grave crisis mundial inflacionaria, bélica y sanitaria, cuando el debate debería girar en torno a una reforma tributaria integral, o la pertinencia o no de la existencia de dos cámaras legislativas o de ministerios como el de la mujer, el de la juventud o la vivienda, que bien podrían ser direcciones generales o viceministerios bien equipados; resulta que anda nuestra partidocracia Con Cuquín, en chercha y relajo, arrabalizando el país, sí, arrabalizando el país como si tuviéramos otro.