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Tutumpotes, hijos de machepa, popis y wawawa

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La reencarnación del perredeísmo en el PRM plantea nuevamente el viejo dilema: ¿Es un partido de tutumpotes o de hijos de machepa? O dicho en palabras del momento: ¿de popis o de wawawa?

Por: Rosario Espinal

A principios de la década de 1960, Juan Bosch se convirtió en el maestro nacional de sociología y política. Su clara dicción y uso magistral del lenguaje coloquial le permitieron hacer política a través de la didáctica en la radio y en escritos. Su gobierno solo duró siete meses, pero su enseñanza moldeó el pensamiento político del pueblo dominicano por décadas.

En aquella época, en la República Dominicana había pocos ricos, una pequeña clase media y una amplia masa de pobres. Los términos tutumpote e hijo de machepa, que utilizó Bosch, sirvieron para diferenciar las clases sociales: tutumpotes eran los ricos, hijos de machepa los demás.

En la ecuación política, los tutumpotes eran de la Unión Cívica Nacional y el resto los buscaba aglutinar el PRD.

Con la fuerza política de esos términos pudo haberse forjado un proyecto populista, donde los pobres confrontaran a los ricos para una transformación social. Pero la breve estadía de Bosch en el Palacio Nacional lo imposibilitó. O quizás Bosch nunca lo hubiera intentado porque era más maestro político que movilizador de masas, y la geopolítica del momento tampoco lo facilitaba.

Fue más tarde, bajo el liderazgo de José Francisco Peña Gómez, que el PRD se convirtió en un partido de masas, con una amplia red organizativa y un fuerte liderazgo carismático (el PRD es el único partido de masas que ha existido en la historia dominicana).

Pero Peña Gómez, a pesar de sus capacidades discursivas y movilizadoras, nunca explotó el potencial populista. Estaba confinado a ser líder político sin posibilidad presidencial por ser negro y descendiente de haitianos.

Los presidentes del PRD fueron todos figuras vinculadas al sector empresarial: Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía. O sea que, los gobiernos del PRD nunca asumieron como agenda central la defensa de los hijos de machepa, aunque el partido siempre se presentó como la esperanza del pueblo.

La reencarnación del perredeísmo en el PRM plantea nuevamente el viejo dilema: ¿es un partido de tutumpotes o de hijos de machepa? O dicho en palabras del momento: ¿de popis o de wawawa?

La sociedad dominicana de hoy tiene una clase media mucho más grande y diversa que en décadas anteriores. Por eso no es posible establecer una simple dicotomía conceptual de clases sociales como lo hizo Bosch.

Esta clase media, que fue soporte del PLD en las primeras dos décadas de este siglo, se constituyó en la principal base electoral del PRM en el 2020. Tiene grandes expectativas de bienestar y voz pública en las redes, y no tolerará con facilidad que el Estado dirija muchos beneficios públicos hacia los más ricos, ni que ofrezca amplios subsidios a los de abajo, porque la clase media considera que lleva la mayor carga impositiva.

Por eso el Gobierno tuvo que detener la reforma fiscal y el fideicomiso de Punta Catalina.

La inflación que trajo la pandemia y la invasión rusa a Ucrania complica la situación económica y política del país porque reduce los recursos disponibles de la población y del Estado

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La reencarnación del perredeísmo en el PRM plantea nuevamente el viejo dilema: ¿Es un partido de tutumpotes o de hijos de machepa? O dicho en palabras del momento: ¿de popis o de wawawa?

Por: Rosario Espinal

A principios de la década de 1960, Juan Bosch se convirtió en el maestro nacional de sociología y política. Su clara dicción y uso magistral del lenguaje coloquial le permitieron hacer política a través de la didáctica en la radio y en escritos. Su gobierno solo duró siete meses, pero su enseñanza moldeó el pensamiento político del pueblo dominicano por décadas.

En aquella época, en la República Dominicana había pocos ricos, una pequeña clase media y una amplia masa de pobres. Los términos tutumpote e hijo de machepa, que utilizó Bosch, sirvieron para diferenciar las clases sociales: tutumpotes eran los ricos, hijos de machepa los demás.

En la ecuación política, los tutumpotes eran de la Unión Cívica Nacional y el resto los buscaba aglutinar el PRD.

Con la fuerza política de esos términos pudo haberse forjado un proyecto populista, donde los pobres confrontaran a los ricos para una transformación social. Pero la breve estadía de Bosch en el Palacio Nacional lo imposibilitó. O quizás Bosch nunca lo hubiera intentado porque era más maestro político que movilizador de masas, y la geopolítica del momento tampoco lo facilitaba.

Fue más tarde, bajo el liderazgo de José Francisco Peña Gómez, que el PRD se convirtió en un partido de masas, con una amplia red organizativa y un fuerte liderazgo carismático (el PRD es el único partido de masas que ha existido en la historia dominicana).

Pero Peña Gómez, a pesar de sus capacidades discursivas y movilizadoras, nunca explotó el potencial populista. Estaba confinado a ser líder político sin posibilidad presidencial por ser negro y descendiente de haitianos.

Los presidentes del PRD fueron todos figuras vinculadas al sector empresarial: Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía. O sea que, los gobiernos del PRD nunca asumieron como agenda central la defensa de los hijos de machepa, aunque el partido siempre se presentó como la esperanza del pueblo.

La reencarnación del perredeísmo en el PRM plantea nuevamente el viejo dilema: ¿es un partido de tutumpotes o de hijos de machepa? O dicho en palabras del momento: ¿de popis o de wawawa?

La sociedad dominicana de hoy tiene una clase media mucho más grande y diversa que en décadas anteriores. Por eso no es posible establecer una simple dicotomía conceptual de clases sociales como lo hizo Bosch.

Esta clase media, que fue soporte del PLD en las primeras dos décadas de este siglo, se constituyó en la principal base electoral del PRM en el 2020. Tiene grandes expectativas de bienestar y voz pública en las redes, y no tolerará con facilidad que el Estado dirija muchos beneficios públicos hacia los más ricos, ni que ofrezca amplios subsidios a los de abajo, porque la clase media considera que lleva la mayor carga impositiva.

Por eso el Gobierno tuvo que detener la reforma fiscal y el fideicomiso de Punta Catalina.

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