La economía mundial todavía no recupera el elevado costo de la pandemia y el Fondo Monetario Internacional (FMI) suena la alarma con pronósticos cargados de dudas, decadente, con posibilidad de “estanflación”, es decir, estancamiento económico acompañado de alta inflación.
Rebaja el crecimiento hasta 3.2% en 2022 y 2,9% en 2023, con la advertencia de que las cosas podrían ir de mal a peor, se apoya en que un tercio de la economía global podría experimentar al menos dos trimestres consecutivos de contracción este o el próximo año, por los altos precios del petróleo y gas, alimentos, limitaciones de la oferta, endurecimiento de las condiciones financieras y rebrote de la crisis sanitaria.
Para nuestra economía el covid tuvo un costo de US$10,077.1 millones, porque el volumen del PIB a precios corrientes ascendió a US$88,906.1 millones en 2019 y se desplomó a US$78,829.0 millones en 2020. Para retornarla a los rieles de alto crecimiento con empleos productivos, el Gobierno y el Banco Central aplicaron política fiscal responsable y medidas monetarias duras para controlar la inflación, como ahora lo recomienda el FMI, alcanzando los objetivos primero que ningún otro país en la región.
En efecto, el PIB que se perdió se recuperó en menos de doce meses, y no solo eso, adicionalmente la economía agregó riqueza neta por US$5,617.6 millones, como resultado del crecimiento real de 12.3% en 2021. Empuje que se ha mantenido en lo que va de año, el PIB creció 5.5% entre enero y agosto, por el gasto de familias e inversión de las empresas.
Como el Banco Central estima en US$112,000 millones el volumen del PIB a final de 2022, significa que acumulado la economía habrá creado riqueza por US$23,093.9 millones desde 2019, equivalente a un 26% del PIB de ese año, repito, como ningún otro país en la región en tan poco tiempo.
La explicación es que la economía lleva 19 meses consecutivos creciendo, con un ritmo superior al potencial, exceptuando febrero (1.1%) 2021, cuando inició el ciclo, abril (4.7%), mayo (4.8%) y julio (4.7%) 2022, no obstante, el ambiente mundial cargado de incertidumbre como lo describe el FMI.
El presidente Abinader quiere ponerse de acuerdo con el sector privado para aumentar el salario nominal y real del trabajador, muy buena iniciativa, y oportuna, porque el crecimiento real del PIB enero-agosto se obtuvo por aumento de empleo y productividad aparente del trabajo (crecimiento del PIB menos el del empleo) de 0.43% y 5.07%, respectivamente.
Pero el salario real per cápita (subida nominal de 3.84% del ingreso por hora trabajada, ajustado por incremento de 0.5% en la cantidad de horas trabajadas, menos inflación de 5%) se redujo en -0.166%, a diferencia del importante aumento de la productividad aparente del trabajo (5.07%), con lo que el costo laboral real por unidad producida (productividad del trabajo menos aumento real del salario per cápita) descendió 5.24%
Este resultado sugiere aumento del excedente empresarial bruto por unidad producida y mayor participación en el PIB, es decir, el sistema productivo privado tiene espacio para aumentar el salario mínimo nominal y real del trabajador como lo recomienda el presidente Abinader. Conclusión que no cambia cuando se descuenta la participación del gobierno, es decir, los impuestos pagados sobre la producción neta de subvenciones.
Fuente: HOY