Joe Biden, Kamala Harris y numerosos políticos y personalidades piden meterse ya a regular el mercado de armas, mientras se conocen nuevos detalles de la matanza.
“Las heridas emocionales van a tardar mucho en sanar”. La frase, formulada por el gobernador de Texas, Greg Abbott, resume el sentimiento de la comunidad y de todo el país tras la última y más dolorosa masacre: apenas pasaba el mediodía del martes cuando un joven de 18 años entraba en un colegio hasta entonces desconocido, disparando indiscriminadamente contra todo aquel que cruzó. La matanza ha dejado, hasta el momento, 21 muertos —19 niños y dos maestras— además de un número indeterminado de heridos.
Pero, más allá del incalculable dolor por la pérdida de vidas humanas, aún más cruel por tratarse de niños, EEUU vuelve a sangrar por culpa de las armas.
El propio Joe Biden reaccionaba horas después del ataque y en un mensaje a la nación se preguntaba “cuándo, en nombre de Dios, vamos a enfrentarnos a los grupos de presión a favor de las armas”. El eco ha llegado a todo el mundo, con promesas de “actuar”… que se antojan muy complejas de cumplir. De momento, el presidente y su mujer se desplazarán a Texas, como ha adelantado la primera dama.
Cómo sucedieron los hechos
Este jueves, la policía ha arrojado algo de luz sobre las muchas incógnitas que deja el ataque en la escuela Robb Elementary. Según ha confirmado el portavoz del cuerpo local, el autor venía de disparar a su propia abuela en la casa familiar. Tras dejarla malherida, se dio a la fuga hasta que estampó su camioneta en una zanja cercana al centro.
Entonces, se dirigió con paso rápido hasta el colegio, entró disparando a cuantos se pudo cruzar y al llegar al salón de actos, se atrincheró, tiroteando indiscriminadamente a las víctimas que se encontraban en el interior, celebrando el inminente fin de curso.
Salvador Ramos disparó contra niños, profesores y, una vez llegaron los agentes, también contra ellos. De su acción despiada fallecieron 19 niños y dos maestras, si bien la cifra podría aumentar porque hay varios heridos hospitalizados. Al menos, dos graves, una niña de 10 años y una mujer de 66.
Los primeros policías en aparecer fueron agentes fronterizos. Uno de ellos, colocado entre el asesino y los niños, consiguió abatir a Ramos, que cayó en el momento. A partir de ese momento, los alrededores del Robb Elementary se convirtieron en un ir y venir de emergencias, sanitarias y policiales, para atender a las víctimas y asegurar la zona.
Quién era Salvador Ramos
Del autor del crimen masivo se van sabiendo más datos. Este joven de 18 años, del que no se conocía ligazón a ninguna banda, era un personaje poco sociable y que poco a poco fue desarrollando conductas más agresivas, según voces de su entorno.
Ramos, de una familia humilde, sufrió bullyingen la escuela, tanto por su difícil situación económica como por un problema de tartamudez que le marcó. De hecho, prácticamente dejó de ir a la escuela, han añadido fuentes de la investigación.
La publicación media hora antes de los hechos de un mensaje en Facebook anunciando sus planes —dijo, según el gobernador, que “había disparado a su abuela” y que “iba a disparar en una escuela”— deja bien claro que fue una acción premeditada. También, que publicase fotos de su particular arsenal en Instagram. Incluso, llegó a mandar un mensaje a otro usuario (aún por identificar) donde le insinuaba sus intenciones: “Tengo un pequeño secreto. Quiero decirte. Agradece que te etiqueté”. El usuario respondió: “No, este sitio da miedo”.
Tras las palabras de Abbott, Meta, la empresa propietaria de Facebook, ha matizado que no fueron mensajes público, sino privados. “Los mensajes que el gobernador Greg Abbott describió fueron privados, de usuario a usuario, y se descubrieron después de que ocurriera la terrible tragedia. Estamos cooperando estrechamente con las fuerzas de la ley en su investigación”, ha indicado el portavoz de Meta, Andy Stone.
Lo que los investigadores aún no pueden asegurar es si el escenario elegido fue una decisión meditada o fruto del accidente que tuvo instantes antes en sus inmediaciones.
Biden y todo el país exigen “actuar” ante la negativa conservadora
“Estoy cansado, tenemos que actuar… todo el mundo sabe lo que hay que hacer”, insistía Biden en su mensaje de urgencia. Abría la puerta a la regulación de las armas, un debate muy difícil siquiera de afrontar en un país tan marcado, social y económicamente, por el lobby armamentístico. En EEUU se contabilizan alrededor de 400 millones de armas, más que habitantes (329 millones), aunque la cantidad se centraliza en algo menos del 40% de los hogares.
En similares términos se manifestaba su vicepresidenta, Kamala Harris, para quien “ya es suficiente”. “Como nación tenemos que tener el valor de tomar medidas y comprender el nexo entre lo que constituye una política pública razonable y sensata para garantizar que nada como esto vuelva a suceder”.
“Cuándo, en nombre de Dios, vamos a enfrentarnos a los grupos de presión a favor de las armas”
– Joe Biden
Desde el Senado, las reflexiones eran igualmente contundentes. ”¿Qué estamos haciendo? Tenemos más tiroteos masivos que días del año. Nuestros hijos tienen miedo cada vez que ponen un pie en el aula por si son los siguientes”, apuntaba el demócrata Chris Murphy. Su afirmación la confirman los datos: en 2022 se han confirmado ya 212 tiroteos en 145 días (a 25 de mayo), 27 de esos ataques en escuelas. Y los colegios vuelven a ser foco mortal, una larguísima lista de ataques que de momento no tiene solución.
Pero no es un asunto que tenga solución fácil ni, mucho menos, rápida. Ni siquiera en las horas posteriores a la matanza y con las sensibilidades a flor de piel, el lado republicano se abre a limitar el comercio de armas. Para el senador conservador de Texas Ted Cruz, “restringir un derecho constitucional, no funciona”. Y en un tono más fuerte, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, ha propuesto que se capacite a los maestros a “defender la escuela”. Armar a los educadores, en resumen.
La tensión es evidente. Se ha vivido este jueves en la conferencia de prensa del gobernador de Texas, de ideología republicana. Mientras él y las autoridades policiales daban nuevos detalles del crimen, el aspirante demócrata Beto O´Rourke le ha interrumpido a gritos de “mentiroso”. “El momento de acabar con la siguiente matanza es ahora y ustedes no hacen nada, esto era algo totalmente predecible”, ha añadido el que fuera preaspirante a las últimas elecciones presidenciales de EEUU, mientras era sacado de la sala.
Fuente: HuffPost