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La partidocracia del barrio… nacional

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Pablo McKinney

En tiempos tan sombríos para una democracia mundial cada vez menos valorada por los ciudadanos, acosada por los populismos y el autoritarismo en todas partes, la República Dominicana y sus partidos presentan un estado de relativa salud democrática que más que celebrar debemos defender para mejorar. 

Comencemos por reconocer que en la actualidad, nuestra democracia cuenta con tres organizaciones que se van consolidando como partidos democráticos (PRM-LFP) o se recompone para hacerlo (PLD). Veamos:

El PLD, con su prueba de fuego del próximo 16-O, tendrá la oportunidad de demostrar que ha aprendido de sus errores, renovando sus voceros y mostrándose dispuesto a respetar los resultados de una consulta presidencial que será la medida del éxito o el fracaso de esa organización como partido democrático en los próximos años. 

Por su parte, LFP (la parte verdeFernández del PLD) se fortalece institucionalmente, va llegando a provincias y municipios, aumentando su membresía, aunque el hecho de haber sido construido a la justa medida y para apoyar la candidatura de su presidente y líder podría afectar la democracia interna de la organización más adelante, ante el peso de un liderazgo unipersonal que para una parte de su membresía roza ya lo mesiánico. Queda pendiente la posibilidad de una reunificación de los PLD a partir de una posible alianza electoral entre las dos organizaciones, si fuera necesaria una segunda vuelta. 

Finalmente, el PRM con los recientes cambios realizados en su dirección y en la composición de su gobierno se nos ha presentado como una organización pragmática sin frenos ideológicos de ningún tipo, aunque con una fuerte tendencia a lo empresarial que tanta alianza público-privada y tanto fideicomiso ponen en evidencia. Solo el tiempo dirá si es correcta esa tendencia. 2024, por ejemplo.

Como el PLD o LFP, el PRM es un partido  “manco”, ni de izquierdas ni derechas sino todo lo contrario… y también viceversa. Hablo de un partido que, aspira a respetar el modelo presidencial de dos períodos y nunca más, ¡oremos!, con presidentes que agotados sus dos períodos de gobierno saldrán raudos del Palacio hacia su Fundación para desde allí estar disponibles para servir al país en los momentos claves de la nación, al estilo Estados Unidos o España donde hasta un debate para conmemorar el 40 aniversario de la Constitución  celebraron los expresidentes de gobierno, Felipe González y José María Aznar en 2018. 

PLD, PRM y LFP son la partidocracia del barrio….nacional. O como canta el Serrat, “tránsfugas independientes/ mejorando a los presentes./ Sentimentales y buenos, en el bar le echan de menos. Son la aristocracia del barrio”.

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Pablo McKinney

En tiempos tan sombríos para una democracia mundial cada vez menos valorada por los ciudadanos, acosada por los populismos y el autoritarismo en todas partes, la República Dominicana y sus partidos presentan un estado de relativa salud democrática que más que celebrar debemos defender para mejorar. 

Comencemos por reconocer que en la actualidad, nuestra democracia cuenta con tres organizaciones que se van consolidando como partidos democráticos (PRM-LFP) o se recompone para hacerlo (PLD). Veamos:

El PLD, con su prueba de fuego del próximo 16-O, tendrá la oportunidad de demostrar que ha aprendido de sus errores, renovando sus voceros y mostrándose dispuesto a respetar los resultados de una consulta presidencial que será la medida del éxito o el fracaso de esa organización como partido democrático en los próximos años. 

Por su parte, LFP (la parte verdeFernández del PLD) se fortalece institucionalmente, va llegando a provincias y municipios, aumentando su membresía, aunque el hecho de haber sido construido a la justa medida y para apoyar la candidatura de su presidente y líder podría afectar la democracia interna de la organización más adelante, ante el peso de un liderazgo unipersonal que para una parte de su membresía roza ya lo mesiánico. Queda pendiente la posibilidad de una reunificación de los PLD a partir de una posible alianza electoral entre las dos organizaciones, si fuera necesaria una segunda vuelta. 

Finalmente, el PRM con los recientes cambios realizados en su dirección y en la composición de su gobierno se nos ha presentado como una organización pragmática sin frenos ideológicos de ningún tipo, aunque con una fuerte tendencia a lo empresarial que tanta alianza público-privada y tanto fideicomiso ponen en evidencia. Solo el tiempo dirá si es correcta esa tendencia. 2024, por ejemplo.

Como el PLD o LFP, el PRM es un partido  “manco”, ni de izquierdas ni derechas sino todo lo contrario… y también viceversa. Hablo de un partido que, aspira a respetar el modelo presidencial de dos períodos y nunca más, ¡oremos!, con presidentes que agotados sus dos períodos de gobierno saldrán raudos del Palacio hacia su Fundación para desde allí estar disponibles para servir al país en los momentos claves de la nación, al estilo Estados Unidos o España donde hasta un debate para conmemorar el 40 aniversario de la Constitución  celebraron los expresidentes de gobierno, Felipe González y José María Aznar en 2018. 

PLD, PRM y LFP son la partidocracia del barrio….nacional. O como canta el Serrat, “tránsfugas independientes/ mejorando a los presentes./ Sentimentales y buenos, en el bar le echan de menos. Son la aristocracia del barrio”.

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