Rosario Espinal
La política dominicana del post-trujillismo se estructuró fundamentalmente en torno a dos partidos: el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Partido Reformista, luego Reformista Social Cristiano (PRSC). De 1966 a 1986, esos dos partidos (con sus aliados) captaron la inmensa mayoría del voto, independientemente de cuán cuestionada fuera cada elección; y a partir de 1986, comenzó a irrumpir en el electorado el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
La irrupción del PLD se debió inicialmente al descontento con los gobiernos del PRD en la década de 1980, y ya entrada la década de 1990, al debilitamiento del PRSC y su caudillo, Joaquín Balaguer.
A la fecha, esos tres partidos se han dividido, y dos de ellos han registrado ya un bajo apoyo electoral: el PRSC y el PRD.
En las elecciones de 2020, el PRSC solo obtuvo 1.8% de los votos a nivel presidencial, perdiendo su estatus de partido mayoritario que se logra alcanzando al menos 5% de los votos en algún nivel electivo (presidencial, senatorial, diputaciones o municipal). El PRD logró mantener su estatus de partido mayoritario porque alcanzó un 5.5% de los votos en las diputaciones (a nivel presidencial solo obtuvo el 2.3%). En pocas palabras, el PRSC y el PRD colapsaron electoralmente.
¿Cómo fue el proceso de fragmentación de esos dos partidos?
Entre el 2004 y el 2020, ya muerto Balaguer, el PRSC se dividió en cada proceso electoral, con distintas facciones colocándose en alianza con el PLD, el PRD, y en el 2020, con el PRM. O sea, su descalabro fue lento, producto de varias divisiones, lo que permitió a su dirigencia negociar en cada coyuntura electoral beneficios con otros partidos.
Para el 2024, con una votación tan precaria en el 2020, su capacidad de negociación con los principales partidos probablemente será menor.
El PRD, por el contrario, sufrió una fuerte división en el 2014, cuando la mayoría de sus dirigentes abandonó el partido para eventualmente formar el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que, en el 2016 atrajo la mayoría de los votantes perredeístas. Digamos pues que, a partir del 2016, el PRM suplantó al PRD en el sistema partidario dominicano. Para el 2024, el PRD tiene carta abierta para buscar alianzas, pero es probable que pierda aún más votos.
Esos procesos de fragmentación del PRSC y el PRD se dieron cuando ambos partidos estaban fuera del poder.
La división del PLD, por el contrario, ocurrió a fines de 2019, estando en el poder. Por tanto, solo salió una minoría numérica de la dirigencia a formar la Fuerza del Pueblo, aunque encabezada por el expresidente del partido y expresidente de la República, Leonel Fernández. La mayoría del Comité Político ha permanecido hasta el momento en el PLD.
Fuera del poder, el principal desafío del PLD consiste en sobrepasar unidos la selección de su candidatura presidencial y presentarse unidos a las elecciones de 2024. Si no lo logran, seguirían el derrotero de fragmentación y debilitamiento del PRSC y del PRD.
Fuente: Hoy.