En las elecciones presidenciales de 1996, más que el mal menor, Leonel Fernández fue para Joaquín Balaguer el bien mayor, el instrumento para vencer a Peña Gómez y hacer pagar a Peynado la “afrenta” de su rebeldía.
Veintiocho años, después en las elecciones de mayo Luis Abinader podría ser para Danilo Medina no el mal menor sino el bien mayor que le permita vencer a Leonel y hacerle pagar la derrota que con su partida en 2019 le propinó al PLD en 2020.
Ocurre en los amores, ocurre en la vida, ocurre en TNT y sobre todo ocurre en los vericuetos de una Real Politik que siempre ha hecho extraños compañeros de cama: el monárquico Juan Carlos y el comunista Santiago Carrillo en amores públicos por la transición democrática española, o el PRD y el sector “ilustrado” del trujillismo (Balaguer and friends) aliados contra el partido Unión Cívica Nacional considerado entonces heredero natural del régimen trujillista. Son los azares de la historia.
Para las presidenciales de este mayo, salvo un hecho inesperado, (salvo que navegue en el lago de lo absurdamente posible y altamente improbable el cisne negro del profesor Nicolás Taleb), todo está dado para que Luis Abinader sea reelecto en la primera vuelta. Pero si fuera necesario una segunda, a pesar de la alianza #RescateRD habría que prestar especial atención al dominante sector Medina del PLD morado y a la Comisión de Estrategia de la campaña de Abinader. Y es que, en tal escenario, no se descarta que Danilo ofrezca a Luis un AHR, un Acuerdo de Habilitación por Reelección, que para ambos sería un ganar-ganar, a lo Margarita Cedeño, víctima de las estrategias maquiavélicas del sector Medina en aquella consulta que la Doctora quisiera y debe olvidar.
No hay razones para descartar el AHR, sabido como se sabe que la inhabilitación es el mayor hándicap que amenaza con retirar a Medina de la lucha política, en el peor momento de su carrera y en las peores circunstancias familiares. Él representa el mayor obstáculo de Medina, no para regresar al poder, (algo impensable en la actual realidad política y la que dejará el proceso electoral), sino para mantener el control de la estructura partidaria morada que en las elecciones municipales podría alcanzar el relativo éxito que para las presidenciales le está vedado a partir del crecimiento de un Leonel, astuto como siempre y pragmático como nunca, convertido desde ya en el líder de la oposición. El acto va a continuar…. ocupen su localidad.